Comenzaba el mes de abril cuando el gobierno de amor y progreso que nos ilumina se sacaba de la manga, ante la escalada de los precios del combustible, la famosa medida de la bonificación de los 20 céntimos por litro. Una bonificación que sustituía a una bajada de impuestos. O sea, en el fondo se nos mantenían los impuestos sobre los combustibles para pagar con ellos la bonificación a la compra de combustibles, que es un poco como meterte en un bolsillo lo que te sacan del otro para que te quedes igual, pero infinitamente agradecido al gobierno.
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Como parte de la campaña publicitaria del PSOE, y como si no fuera poco con todos los terminales mediáticos públicos y privados a su servicio, los diputados y senadores del PSOE, como siguiendo una consigna, se fueron corriendo a rellenar los depósitos de sus coches y a enseñar los tickets de compra en sus redes sociales. Para que no lo olvidáramos. Gracias a este gobierno. Gracias a Sánchez Castejón.
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➡️Desde hoy 20 céntimos de descuento por litro cuando vayamos a repostar a la gasolinera.
➡️Y todo ello gracias al Gobierno de @sanchezcastejon.
👉Que no se olvide‼️ pic.twitter.com/KHh4FCCMEM— Miguel Ángel Heredia (@maherediadiaz) April 1, 2022
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Bueno, pues no estamos seguros si por obediencia o maldad pero les hemos hecho caso. No hemos olvidado la bonificación de Pedro Sánchez el bonificador. El bonificador que nos bonifica con nuestro propio dinero pero al que tenemos que estar eternamente agradecidos. Así que hemos consultado el precio del gasóleo a fecha actual justo en la gasolinera en la que a comienzos de abril repostaba el senador socialista del tuit, rebosante de combustible y de devoción a su líder. El problema es que el precio del gasóleo en esa misma gasolinera ha pasado de 1,79 a 1,91. O sea, que de la bonificación de Pedro Sánchez ya sólo queda menos de la mitad.
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Mientras la subida del precio del combustible se iba comiendo la bonificación de Sánchez el bonificador, se da sin embargo la paradoja de que el precio de los combustibles se ha mantenido o incluso ha bajado en otros países de nuestro entorno, como Alemania. O sea, que a lo mejor la bonificación ha servido para inflar el precio en vez de para convertirse en una ayuda real.
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Frente a la idea de que “no se podía saber”, lo cierto es que fue algo de lo que advertimos desde el primer momento recordando otras ayudas en la crisis anterior, ya fuera en forma de ayudas para comprarse un coche o un televisor. El resultado fue crear una burbuja de precios en los coches y los televisores hasta que desaparecieron las ayudas. O sea, que sí se podía saber, tanto porque financiar una compra concreta lógicamente infla los precios de esa compra como porque es algo que ya hemos visto en el pasado. Por eso era preferible una bajada de impuestos a una bonificación. Pero claro, de cara a la propaganda tenía que parecer que el gobierno nos estaba regalando algo por lo que le teníamos que estar agradecidos, por lo que se apostó por la bonificiación.
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La buena noticia para el gobierno es que la recaudación fiscal no sólo no baja sino que sube, conforme su bonificación ayuda a inflar los precios y, con ellos, los ingresos del porcentaje que nos cobra sobre esos precios.
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La mala noticia para el gobierno es que vamos a seguir haciendo caso al señor senador y vamos a seguir vigilando los precios para ver cuánto tarda en evaporarse del todo el efecto de la bonificación.
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