Todo el sexo consentido que no grabes para Irene Montero puede ser violación

Bueno, pues ya está, el hembrismo radical ha sacado adelante la famosa ley del “sólo sí es sí”. Por supuesto esto es algo bastante más grave que convertir una tautología en un principio conformador del derecho penal. Obviamente las relaciones sexuales no consentidas ya se castigan en el Código Penal. De hecho la falta de consentimiento, como es lógico, es la base de casi todos los delitos de tipo sexual. Se nos está vendiendo como una novedad que se va perseguir a quienes mantienen relaciones sexuales sin el consentimiento de la mujer cuando la novedad real, el único cambio, es la demolición del principio de presunción de inocencia que será sustituido por el “hermana yo sí te creo” de las Belarra-Montero.

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Evidentemente la dificultad de perseguir cualquier delito es que hay que probar la culpabilidad del acusado, también en los delitos sexuales. La forma que las Belarra-Montero y detrás todo el PSOE, sus socios y hasta Ciudadanos han decidido superar esta dificultad es acabar con la presunción de inocencia del género masculino. Y aquí no pasa nada, todos contentos.

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El problema con el consentimiento explícito, el famoso “sí es sí”, es que hablamos de cosas que se dicen o no se dicen en la intimidad de la pareja. O sea, el problema no es ya que la mujer diga o no diga sí, sino cómo probar que ha dicho sí o no lo ha dicho, porque a falta de otros elementos será la palabra de uno frente a la de otro. Naturalmente probar la culpabilidad en cualquier delito es un problema, pero la solución al problema no puede ser liquidar la presunción de inocencia. El fondo de lo que se propone, por tanto, no es que “sí es sí” ni que “no sí sea no”, sino que el relato de la mujer prevalezca sobre el del varón salvo prueba en contrario.

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A falta de una prueba documental del consentimiento sexual, todo varón es culpable de una violación salvo que se demuestre lo contrario. La lógica de la nueva ley tendría que implicar el desarrollo de una aplicación oficial para los teléfonos móviles destinada a grabar los encuentros sexuales y poder someterlos a un escrutinio judicial en caso de discrepancia, o establecer un protocolo digital o documental previo al acto sexual en el que se haga constar mediante rúbrica o firma electrónica el consentimiento explícito y documentado de la mujer.

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O tampoco.

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Si una mujer no expresaba un no rotundo en una determinada situación debido a un entorno de intimidación, ¿de qué serviría un sí en ese mismo entorno? ¿Cómo podríamos saber que el sí no se produjo condicionado por una intimidación?

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La presunción de inocencia no es un capricho gratuito. Lo que se debe probar es la culpabilidad porque la inocencia es casi imposible de probar. Probar que alguien es culpable de un delito implica casi por definición que sólo al responsable o responsables del delito se les puede culpar. Porque sólo las huellas del culpable van a estar en el gatillo del arma homicida, o sólo el culpable va a aparecer en un vídeo disparando a la víctima, o sólo el culpable va a tener la cartera de la víctima en su poder, y aún en esto a veces caben errores si el proceso probatorio no es perfecto. Si se invierte la carga de la prueba, podría haber decenas de personas que no tuvieran forma de probar que jamás han tocado el arma homicida, o que no conocían a la víctima, o que ayer a las ocho de la tarde estaban en su casa. Si alguien afirma que Ione Belarra es una hábil asesina en serie que no deja pruebas de sus crímenes, nos negamos a que haya que detener a Ione Belarra hasta que pruebe que no ha matado a nadie, para lo cual debería dar cuenta probada de todo lo hecho a lo largo de toda su vida hasta el último minuto, cosa que seguramente no pueda hacer si es una persona normal.

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Obviamente todos queremos proteger a nuestras mujeres, madres, hijas, hermanas, amigas o primas, pero también a los maridos, padres, hijos, amigos, hermanos y primos. De momento, aunque las hembristas están en ello,  nadie ha probado que haya un género que siempre diga la verdad y otro que siempre mienta. O que haya un género que nunca actúe por venganza, despecho, odio, interés, celos o cualquier otro sentimiento encantador característico de la especie que pueda dar pie a una falsa acusación.

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No todo es cultural

Podría afirmarse que todas las premisas de las que parte la nueva ley no sólo son discutibles sino disparatadas. ¿Se van a acabar las violaciones con esta ley? Si la tesis es que hay violadores porque vivimos en una cultura de la violación, ¿hay ladrones porque vivimos en una cultura del robo? ¿Hay mentirosos porque vivimos en una cultura de la mentira? ¿O violencia porque vivimos en una cultura de la violencia? De entrada, ¿y por qué hay gente que no roba o no miente? ¿Y en serio creen Belarra y Montero que en España existe una cultura de la violación y que los niños españoles crecen educados en la idea de que está bien violar a las mujeres? ¿Pero en qué España viven estas señoras? ¿Y en qué cultura no hay mentirosos o ladrones o violentos? ¿Tiene sentido hablar de que se vive en una cultura de la mentira y el robo sólo porque hay mentirosos y ladrones? Si se enseña a un niño que no mienta o no robe, ¿queda el niño incapacitado como adulto para robar o mentir? ¿Creen Belarra y Montero que no se puede hacer algo mal sabiendo que esta mal? ¿Creen que hasta que no han llegado ellas los violadores no sabían que está mal violar?

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2 respuestas

  1. La noticia es tremenda. La justicia está comprada. El Congreso es una reunión de canallas y payasos.
    Nos falta muy poquito para ser como Venezuela. No tienen verguenza ni tratan de disimular que la democracia ya no existe y que estamos vendidos al NOM.
    Y como he dicho otras veces, lo mas grave es que no se ve reacción en la gente ni freno alguno en la UE.
    Gracias en nombre de los que aun quedamos con sentido común por publicar estos artículos tan llenos de lógica y razón.

  2. Eso de sexo consentido suena a prostíbulo.
    ¿Dónde queda una relación conyugal de donde no debe salir?
    ¡Cuánto daño hace a las personas esto de que nos vean como sexo de consumo o de sí o no!

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