El Ministerio de Trabajo ha publicado los últimos datos de paro registrado y contratación y ha presumido de los resultados del mes de abril. El número de desempleados registrados en las Oficinas de los Servicios Públicos de Empleo, al finalizar el citado mes, ha descendido en 86.260 parados en relación con el mes anterior. En abril de 2021 el desempleo bajó en 39.012 personas en relación al mes anterior. Por otra parte, respecto a abril de 2021, el paro interanual ha descendido en 888.125 personas (-22,71%). Los datos de la EPA matizan un tanto el entusiasmo frente a los datos del paro registrado pero, en todo caso, hay una cuestión en la que el gobierno no parece dispuesto a no presumir y es el aumento de la contratación indefinida, como supuesto efecto benéfico de la reforma de la reforma laboral.
X
Las cifras tan positivas de contratación indefinida en abril no son un hecho coyuntural, son el signo de un nuevo enfoque laboral en nuestro país.
Estabilidad, derechos y trabajo digno. pic.twitter.com/g4nQnfXNYD
— Yolanda Díaz (@Yolanda_Diaz_) May 4, 2022
x
En realidad los datos publicados no son malos, sólo que admiten una serie de matices importantes, empezando por el hecho de que la mitad del empleo que se crea lo generan Andalucía y Madrid.
X
Andalucía y Madrid representan el 51% de la caída del paro de la que presume Díaz https://t.co/NMuCswkhjE
— okdiario.com (@okdiario) May 4, 2022
x
Otro elemento a tener en cuenta, en este caso el más importante, es el efecto maquillaje de la reforma laboral sobre las cifras de temporalidad. Efectivamente los contratos fijos se han disparado, pero en gran medida sólo porque muchos contratos temporales, en la práctica, han pasado a ser considerados como fijos-discontinuos. De los 698.646 nuevos contratos fijos, 238.760 (el 35%) son contratos fijos-discontinuos, o en definitiva contratos temporales que con la nueva reforma laboral quedan maquillados como contratos fijos-discontinuos que crecen interanualmente un 1.272%.
X
x
Por supuesto, y este es como poco el tercer elemento preocupante, el tiempo transcurrido desde la aprobación de la nueva reforma laboral resulta demasiado breve para poder analizar todavía sus efectos con perspectiva y lo que es peor: las perspectivas inmediatas resultan francamente inciertas. Para enjuiciar la reforma laboral, que por otro lado no fue una reforma extraordinariamente profunda, hará falta más tiempo y, sobre todo, más tiempo en condiciones distintas, tanto de bonanza como de tormenta. Los resultados en tiempos de tormenta a lo peor no tardamos mucho en comenzar a observarlos.
X
x