El penúltimo escándalo que vive este bendito país es que los espías del estado español se han dedicado a espiar a quienes intentaban dar un golpe, y de hecho lo dieron, contra el estado español. La polémica sin embargo no es si hay que darles o no una medalla a los espías, sino si hay que castigarles por hacer lo que se supone que es su trabajo, espiar a los enemigos del estado español. Para remate del sainete los ofendidos son los que, tras dar un golpe contra la legalidad, ahora mutados en defensores a ultranza de la legalidad se rasgan las vestiduras por si durante esas labores de espionaje se pudo haber vulnerado la legalidad.
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¿Pudieron traspasar la legalidad los espías del CNI al hacer su labor? La Justicia lo dirá. De lo que no cabe duda es de que la traspasaron los espiados y el entorno de los espiados. Si el CNI no está para desentrañar y abortar una conspiración contra el estado, de hecho contra el país, disolvamos el CNI. Recordemos que los partidos más indignados por las supuestas escuchas son partidos cuyos líderes han sido juzgados, condenados y encarcelados por sedición. Recordemos también que el PSOE les ha indultado a cambio del poder. Nada de lo que está pasando se explica si el PSOE no estuviera dispuesto a hacer lo que sea, ahora quizá a entregar la cabeza de su propia ministra de Defensa, a cambio de que Sánchez siga en el poder.
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#ÚltimaHora 🔴 El Gobierno activa un cambio normativo en el Congreso para colar a ERC y Bildu en Secretos Oficiales https://t.co/MsjfXjHKCd
— EL MUNDO (@elmundoes) April 26, 2022
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El sinsentido de todo se dispara hasta límites insospechados si hace falta hasta cambiar las normas a la carta para que el PSOE pueda meter en la Comisión de Secretos Oficiales del estado a los enemigos del estado, desde Bildu hasta ERC. En este país no es el estado el que persigue a los golpistas, son los golpistas los que persiguen al estado.
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Más allá de toda esta escabechina moral e intelectual, no es lo menos llamativo de lo que está ocurriendo que para espías los espiados. La hemeroteca nos recuerda que fueron los golpistas catalanes que ahora se quejan los primeros que se dedicaron a espiar a sus rivales utilizando para ello a los Mossos. Según El Periódico de Catalunya, que tuvo acceso a varios informes policiales entregados a la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, se ordenó vigilar, grabar conversaciones y hacer fotografías de políticos, periodistas, empresarios y personas con relevancia social que pudieran representar una amenaza para el proceso independentista.
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La Policía concluye que los Mossos controlaban a políticos del PP, Cs, PSC y PDECat @elperiodico https://t.co/mXQaFv5hoO
— Dolores Agenjo (@Lola14262397) April 19, 2022
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https://twitter.com/El_Plural/status/969674976667238402
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En un caso los Mossos espiaban simplemente a la oposición, mientras que el CNI, legal o ilegalmente, pero hasta que se demuestre judicialmente lo contrario legalmente, espiaban a unos golpistas. Todos los que ahora se rasgan las vestiduras, sin embargo, no es que no se rasgaran las vestiduras cuando era el gobierno catalán el que espiaba, es que algunos eran ellos mismos los que espiaban.
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La unidad espía de los Mossos contactó con los hackers del CNI https://t.co/pNNfoh4Ihk pic.twitter.com/139zX0Ox6n
— Confidencial Digital (@ecd_) November 20, 2015
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Cabría recordar también, según se publicó, que los Mossos intentaron hacerse con un software de espionaje semejante a Pegasus, el Sistema Galileo de la empresa italiana Hacking Team, que al final no le habría vendido el programa a los Mossos y en cambio habría avisado al CNI.
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Nos encontramos por tanto ante una nueva pantomima del separatismo montada con el objeto de pasar de espía a espiado, de violador de derechos a víctima, y de culpable encarcelado a inquisidor indultado, todo esto mediante la típica comisión de investigación convertida en juicio paralelo en la que brilla para su mundo un personaje como Rufián. En este caso además se añade el despropósito de que, por el asunto tratado, tenga que formarse una comisión de secretos oficiales en la que participe hasta Bildu. Todo este circo de siete pistas, por supuesto, sólo se explica y sólo es posible por Sánchez y su ambición.
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