El miércoles de la semana pasada, Zapatero declaraba antes los micrófonos de RNE que “si gano, volveré a trabajar como he trabajado desde el primer día por el fin de la violencia”.
El hecho es que el gobierno sigue sin tocar a ANV ni al PCTV y que la ETA, más de 3 meses después de romper el alto el fuego, por una razón u otra continúa sin cometer atentados mortales. Este mismo confidencial, confirmando la persistencia del diálogo, dio cuenta de una reunión secreta en Estíbaliz entre representantes socialistas y de la ETA a mediados de agosto. Otros informadores, incluido el diario EL País, vienen insistiendo en que el gobierno vincula la posible ilegalización de ANV a la comisión de un atentado mortal por parte de ETA.
Todo lo anterior, si no confirma, al menos es coherente con un escenario en el que, como advierte Jaime Mayor Oreja, tras un tiempo muerto se prepare una segunda parte del proceso-trampa para después de las elecciones. Unas elecciones cuyo resultado, bien lo sabe Zapatero, pudiera depender de que ETA cometa o no atentados antes de las mismas.