Hay cuatro razones (al menos) por las que la izquierda llama a todas horas fascistas a sus rivales, y esto aunque los rivales de la izquierda no tengan nada de fascistas. Que los acusados de fascistas sean o no fascistas es totalmente irrelevante, de hecho casi mejor que no lo sean realmente.
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#LaVOXdesuamo Casado y Rivera compitiendo con VOX por ver quién es más FASCISTA, estos patriotas de pacotilla deberían lavarse la boca con lejía antes de hablar de Pedro Sánchez y de el Gobierno
— Santos Cerdán León (@santicl) February 6, 2019
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La primera razón para pasarse todo el día llamando fascista a gente que no lo es se basa en la necesidad de generar odio para abrir una brecha social entre votantes de izquierda y derecha y de este modo no perder votos. La gente te va a perdonar muchos mas errores si la alternativa es permitir un gobierno de gente a la que odia.
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El segundo motivo es que la etiqueta de fascista legitima un uso vidrioso de la violencia, la agresividad y la excepcionalidad contra tu rival. Cuando además tus socios son violentos, agresivos y fluidos respecto al cumplimiento de la ley, necesariamente necesitas calificar de fascistas a aquellos que reciben la violencia de tus socios para legitimarla y así, a tu vez, legitimar que estés pactando con ellos.
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En tercer lugar, si marcas a alguien como fascista lo conviertes en un apestado, generas un cordón sanitario alrededor e impides que se pueda pactar con él, quitándole a la derecha toda posibilidad de gobernar. Porque el PP no va a sacar una mayoría absoluta sin VOX, así que las opciones solo son o que el PP esté en la oposición, o que el PP sólo pueda gobernar con el apoyo y la dependencia del PSOE. Obviamente este es un marco perfecto para el PSOE, que por este motivo no va a aparar de llamar fascista a VOX o a cualquiera que se junte con VOX.
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En cuarto lugar, llamar fascista a alguien al que le preocupa excesivamente que le llames fascista es una forma fácil de tenerlo bajo control. Si te preocupa mucho que te llamen fascista sin ser fascista, y vas a dejar de hacer unas cosas o empezar a hacer otras sólo para que no te llamen fascista, entonces vas a escuchar muchas veces que te llaman fascista, porque les estás mandando a tus rivales el mensaje de que llamándote fascista pueden conseguir lo que quieran de ti.
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La pregunta clave evidentemente es por qué la derecha tiene que aceptar jugar en este marco. Este marco es totalmente artificial, sólo es posible mantenerlo a partir de una burda caricaturización y desde luego se encuentra totalmente trucado para favorecer a la izquierda. La buena noticia es que para salir de este marco lo único que hay que hacer es decirle adiós.
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