La extraña convergencia entre Bildu y la Policía Foral

Uno de los logros más estrafalarios de Bildu en su negociación con el PSOE de los Presupuestos Generales del Estado es el de la rebaja de la edad de jubilación de los policías forales. Se trata de algo que había ya pedido UPN en una enmienda a los Presupuestos de 2018, por lo que cabe dudar de si computarlo como un logro del aberchalismo revolucionario. Por otro lado, no deja de resultar desconcertante ver a la izquierda abertzale consiguiendo prebendas para la policía, la misma policía cuyos muñecos quema la izquierda abertzale en Alsasua o pide que se marche con los guardias civiles y los nacionales. Si la txabalada abertzale que ameniza el Alde Hemendik y el Ospa Eguna tuviera una capacidad de pensar por sí misma algo mayor de la que le caracteriza, andaría como poco un tanto desconcertada con Bildu.

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Por lo que nos ocupa a los demás, la rebaja de la edad de jubilación de los forales a 60 años no deja de ser un beneficio laboral más a una fuerza policial ya de por sí con muchos beneficios laborales que todos los demás trabajadores tenemos que pagar. O sea, alguien podría pensar que mejor para los forales si sólo tienen que trabajar 2,7 días a la semana (Beaumont dixit) y cobran 33.900 euros al año, pero eso lo pagamos entre el resto, que mayoritariamente no cobramos esa cantidad trabajando ese número de días. De hecho es un sistema de vasos comunicantes, a más cobran y menos trabajan unos, más tienen que trabajar y cobrar menos los que tienen que sufragarlos. Habiendo una guardia Civil y una Policía Nacional faltan camioneros, tenemos terribles listas de espera en la sanidad y unas cuentas públicas totalmente descalabradas, con una deuda desbocada, pero apostamos por una carísima policía integral que además cada vez es más cara.

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A lo mejor también es momento para recordar que en 2015 se eliminó el límite de 35 años de edad para aspirar a la Policía Foral. En realidad a lo mejor se comprende que un policía se tenga que jubilar antes de los 65 como sucede en otras profesiones en las que se encuentra comprometida la forma física, pero entonces puede que no tenga sentido haber eliminado el ya de por sí generoso límite de ingreso en los 35 años. Cierto es que esto mismo pasa en la Policía Nacional o en la Guardia Civil, pero cabría preguntarse si lo lógico es igualar por un extremo lo que a lo mejor habría que revisar por el otro. De todos modos da igual porque se va a aprobar una Ley de Seguridad a medida de los terroristas callejeros, los ultras y los piquetes violentos, la cual viene a dejar vendidos a los policías y a sumarse a una legislación y a una jurisprudencia que ya casi todos tenemos la sensación de que favorece al delincuente y maltrata a la víctima. Así que en realidad es lo mismo, aunque no lo sea, si hay más o menos policías o la edad que tienen o lo que cuestan cuando para luchar contra el delito fallan tantísimas cosas previas.

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