Hace poco más de diez días, era noticia que, según un sondeo de Sociométrica, un nuevo fenómeno político podría irrumpir, en las próximas elecciones generales, en el Congreso de los Diputados, con unos quince escaños. Hablamos de La España Vaciada, un movimiento que algunos han llegado a denominar como «15-M rural».
El propósito teórico de esta confluencia de más de un centenar de plataformas es la denuncia de la pérdida de población (alta tasa de longevidad y emigración de jóvenes) que se da en la mayoría de provincias sin urbes de tamaño considerable o un poder adquisitivo importante (muchas de estas pertenecen a zonas no costeras de España).
Se buscaría a su vez emular el «éxito» de Teruel Existe. Ahora bien, si presentar alternativas a la partitocracia no tiene nada de malo (de hecho, sería interesante y conveniente que hubiese listas abiertas y circunscripciones basadas en la fórmula del diputado de distrito), hay que leer la letra chica en lo programático y en lo táctico, basándonos en lo expuesto y en lo que ya hemos visto.
Teruel Existe, una muleta para el Frente Popular contemporáneo
Hubo quienes, ingenuamente, pensaban que la candidatura turolense de Tomás Guitarte iba a suponer una representación política más centrada en lo local, alejada de los intereses con los que uno suele estereotipar tanto para bien como para mal al llamado «bipartidismo» así como a otros partidos políticos que tienen una esencia más ideológica o estratégica políticamente hablando.
No obstante, su voto no ha tenido ninguna relevancia en lo que llevamos de legislatura. Solo pudieron destacar por ser una pieza clave en la investidura de Pedro Sánchez como presidente de un ejecutivo que integra a comunistas de la filial narco-comunista venezolana y tiene como socios a los nacionalistas catalanes y vascos, incluyendo al brazo político de la banda terrorista ETA.
Y no creo que a muchos turolenses que les votasen por «hartazgo» les interesase mucho tener una «voz» que sirviese para destinar más partidas presupuestarias e inyecciones de liquidez a Cataluña, eliminar los exámenes de recuperación o dar alas a quienes pretenden fulminar la independencia política de los aragoneses, dado el ansia de anexión bajo el falaz concepto de los Países Catalanes.
El problema de fondo, ignorado
La caída de la natalidad y el éxodo juvenil no son una consecuencia directa, única y exclusiva de la falta de agrupaciones políticas con tinte aparentemente «localista». Otra cosa es que, en efecto, se pueda afirmar que algo de culpa tengan los políticos. Pero obviamente, el tratamiento de lo diagnosticado no suele ser correcto.
El actual Estado autonómico se basa en diecisiete mini-Estados que solo piensan en aumentar sus dimensiones y en gastar (en su mayoría, no tienen responsabilidad fiscal a la hora de gestionar los ingresos, aparte de no estar sujetas a ningún mercado privado de deuda). Asimismo, las diputaciones provinciales solo ayudan a las castas políticas y muchos consistorios pecan de centralistas y dirigistas.
No hay una verdadera competitividad fiscal. De hecho, de todas las áreas metropolitanas o urbanas de considerable dimensión, la que más está ganando en estos momentos es Madrid (otrora, Navarra, las Vascongadas y Cataluña tenían más atractivo), por su relativa libertad fiscal (menor presión fiscal autonómica, libertad de horarios y algún trámite menos que en otras regiones).
Igualmente, conviene recordar que la mayoría de servicios están centralizados de una u otra forma. Más bien, puede decirse que dependen de la gestión y la acción del Estado, promoviendo situaciones de monopolio. Podemos hablar del transporte público, de las comunicaciones terrestres o, a efectos prácticos, de la sanidad y de la educación.
Ahora bien, nunca escucharás a estos movimientos quejarse de la asfixiante presión fiscal ni de los problemas burocráticos que complican la creación de nuevas empresas. Que el teletrabajo se vea sobrerregulado pese a lo que beneficiaría a las zonas rurales en términos de población tampoco les asusta. La deuda también les resulta irrelevante. Lo mismo ante la amenaza del ecosocialismo para sectores primarios.
Pero no todo es economía. En materia más moral y social, no se preocupan de la legalización del exterminio manifestado en el aborto y la eutanasia. Tampoco se alarman ante la existencia de proyectos de ingeniería social que buscan destruir la familia ni ante el atomismo hedonista que incentivan el adoctrinamiento progre y el Bienestar del Estado.
Menos muletas socialistas, más libertad
Sinceramente, no creo que estas plataformas apoyen «gobiernos conservadores» que pudieran estar integrados por partidos políticos como VOX. Más bien, podrían aliarse al PSOE y mantenerse en una política cuyo discurso sea la mera solicitud de nuevas subvenciones, perpetuando el statu quo socialista y facilitando el avance legislativo y normativo de las facetas culturales revolucionarias.
Dicho esto, la mejor manera de combatir la despoblación no se basa en jugar con el Sistema socialista así como tampoco en demonizar de por sí a la gran ciudad. Más bien hay que combatir todos aquellos conceptos revolucionarios que pretenden acabar con el orden natural, defender la dignidad humana y apostar por políticas que faciliten la actividad económica al individuo y por la descentralización al máximo.
Un comentario
La España vaciada no es más que la marca blanca del PSOE, por algo están apadrinados por la flamente primera dama del Gobierno de España. Se piensan que la gente por ser de pueblo son gilipollas.