Hay quien piensa que el PNV es un partido serio, pero entonces aparece Urkullu delante de una cámara acusando a la Comunidad de Madrid de hacerle dumping fiscal a la CAV. Urkullu se suma así no ya a la extrema izquierda, sino al centralismo radical. O sea, ¿qué es hacer dumping fiscal y qué es querer armonizar en toda España la política fiscal?
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Cuando el PNV exige que Madrid suba los impuestos hasta el nivel de los demás, asume el mismo discurso de todos aquellos que llevan toda la vida acusando al régimen vasco, y por extensión al navarro, de ser un privilegio injusto, insolidario e intolerable. Urkullu acaso cree que está atacando a Madrid, pero está tirando piedras sobre su propio tejado, y además en su caso en un doble sentido. O sea, podría pensarse por un lado que el PNV ha apostado históricamente por una política de impuestos bajos para atraer inversión a la CAV. ¿Cómo se atreve a reprocharle a Madrid lo que él mismo lleva haciendo toda la vida? No es que no le guste la política fiscal de Ayuso, es que no le gusta la competencia. Por otra parte, el PNV reclama una política fiscal propia como reclama una política propia en todo lo demás. ¿Cómo va sin embargo a exigir una armonización fiscal y al mismo tiempo defender una política fiscal propia? El PNV se equivoca si piensa que puede dinamitar la lógica del régimen foral, sin consecuencias para el futuro, simplemente porque el PSOE o Podemos le permiten, en este momento, ser todo lo incoherente que quiera.
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Desde otro punto de vista, sin embargo, quienes acusaban a la CAV o Navarra de gozar de un régimen privilegiado ahora pueden ver que estaban equivocados, especialmente en el caso navarro. Poder autogestionarse y tener una fiscalidad propia no es en sí mismo ni bueno ni malo: Navarra ahora mismo está usando su Fuero y su fiscalidad para crear un infierno fiscal. Los madrileños pagan muchos menos impuestos que los navarros. En realidad casi todo el mundo paga ya menos impuestos que los navarros. Ahora mismo el Fuero, lejos de ser un privilegio, sirve para que los navarros paguen muchos más impuestos que los demás.
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Volviendo a Urkullu, a la izquierda, y a la pretensión de que se armonicen los impuestos en toda España, esto en realidad es más que un discurso recentralizador: es una dictadura fiscal.
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Lo que aquí se está proponiendo es que las políticas fiscales de la izquierda sean obligatorias. Es decir, los territorios gobernados por la izquierda tendrán políticas fiscales izquierdistas porque tendrán gobiernos izquierdistas, pero lo que se plantea es que los territorios gobernados por la derecha también tendrán que tener políticas fiscales izquierdistas. La política fiscal izquierdistas no podrá ser optativa. Lo que tenemos aquí por tanto no es dumping fiscal, ni armonización fiscal, sino dictadura socialista fiscal.
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Una vez más nos enfrentamos al hecho de que la izquierda pretende que, gobierne quien gobierne, sus políticas no sean optativas. Ni su política económica, ni su política educativa, ni nada de lo que proponga la izquierda. Se puede cambiar de gobierno, pero no de políticas, claro que a lo mejor no tardamos mucho en plantearnos lo innecesario que es hacer elecciones y cambiar de gobierno si gobierne quien gobierne tiene que gobernar con el programa económico, social, educativo, cultural y sexual de la izquierda.
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Por supuesto el límite de la armonización fiscal de la izquierda sólo puede ser unos impuestos del 100%. Si alguien sube los impuestos al 65%, dirá que le están haciendo dumping todos los que sólo tengan impuestos del 50%, y que tienen que subirlos también al 65%. Pero entonces otro izquierdista todavía más radical subirá los impuestos al 75%, y dirá que es dumping tener impuestos del 65%. Y así hasta el 100%, la estatalización de todos los bienes y el comunismo. Con qué alegría además hablamos ya de impuestos del 50%, o de que tener impuestos menores al 50% es vivir en un paraíso fiscal. Hay que dejar de jugar en su marco referencial y reventar el tablero.
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