Ese abyecto personaje llamado “el Prenda”, cabecilla de los descabezados de “La Manada” de los Sanfermines de 2016, ha regresado fugazmente a las noticias por haber escrito una carta pidiendo perdón a la víctima por la violación.
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🔴 José Ángel Prenda, condenado a 15 años de prisión, cambia su versión, reconoce por primera vez la violación en grupo de Pamplona y pide perdón a la víctima https://t.co/oAnNI2kqY1
— EL PAÍS (@el_pais) October 7, 2021
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En cuanto se hizo pública la carta, diversos medios y opinadores la utilizaron como la prueba definitiva de la existencia de la agresión sexual condenada. Nadie podría dudar ya de aquella agresión si el mismísimo “Prenda” la reconocía y pedía perdón por ella. Obviamente no se puede pedir perdón por un acto no cometido.
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Sin embargo, la propia víctima de la violación se ha pronunciado a través de su abogada, señalando que no se cree el arrepentimiento del “Prenda” y que se trata sólo de una mascarada para poder acceder a beneficios penitenciarios.
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La abogada de la víctima de 'La Manada', tras la carta de 'El Prenda': "Ella no se lo cree. Lleva esperando el perdón desde el primer momento y ha llegado después de cinco años” #YaEsMediodía841 https://t.co/E30tp5V7H6
— Telecinco (@telecincoes) October 7, 2021
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Irónicamente o pensamos que el Prenda es sincero, y tenemos que empezar a pensar en concederle beneficios penitenciarios, o pensamos que no es sincero y dejamos sin valor su confesión sobre la realidad de la violación.
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Resulta significativa en cualquier caso la forma en que tantos opinadores han saltado sobre la carta de el Prenda como sobre una prueba definitiva que les faltara en el caso, reconociendo de algún modo las dudas sobre el mismo. Obviamente si para condicionar el sentido de una sentencia se organizan manifestaciones masivas frente a los tribunales, se señala a magistrados y se crea un ambiente político y mediático opresivo, cuando se produce la sentencia deseada hay que pensar o que la sentencia es injusta o que toda esa movilización era totalmente innecesaria. O sea, no puedes movilizar tantos resortes para tratar de influir sobre el sentido de una sentencia y después de obtenerla pretender que toda esa movilización no ha tenido influencia sobre la misma. En gran medida las dudas sobre la sentencia final las generaron aquellos que presionaron para obtenerla.
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Por lo demás nadie duda de que el Prenda sea un sujeto abyecto, pero hasta los seres abyectos tienen derecho a la presunción de inocencia, mejor que las condenas penales las dicten los tribunales en vez de los políticos o los medios, y el tipo de juez que hace falta es uno que sentencie en justicia aunque su tribunal esté rodeado por una turba como en una película del Oeste.
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Un comentario
El arrepentimiento de este pajarraco sería más creíble si, como PD, en su carta hubiera incluido una renuncia expresa a cualquier beneficio penitenciario.