El sistema de pensiones se justifica por la necesidad de que los trabajadores, llegados a una cierta edad, puedan dejar de trabajar percibiendo unos ingresos que les permitan vivir en unas condiciones mínimas de dignidad. El debate no es si se está o no de acuerdo en esto, sino cómo conseguimos esto.
Sistema actual: el reparto.
El sistema de pensiones actual se basa en que unas generaciones sostienen a otras. Las cotizaciones de los trabajadores, por tanto, no sirven para pagar sus propias pensiones, sino las pensiones de las generaciones anteriores. La viabilidad del sistema se basa en que a estos trabajadores, a su vez, les mantengan en su día las generaciones posteriores de trabajadores. Como todo sistema piramidal, depende totalmente de haya mucha más personas en la base que en la cima. Todos somos conscientes, por lo demás, de la merecida reputación de los negocios piramidales. La previsible quiebra del actual sistema de reparto se deduce de la mera contemplación de la pirámide de población (de nuevo la pirámide, pero ahora casi invertida en su mitad inferior), producto de la baja natalidad y el aumento de la esperanza de vida.
Sistema alternativo: la capitalización.
El sistema de capitalización, al contrario que el de reparto, se basa en que lo cotizado por cada trabajador es exactamente lo que va acumulando (capitalizando) para su propia jubilación. Al contrario que en el caso del sistema de reparto, si un trabajador se pregunta dónde está todo el dinero que ha cotizado durante los años pasados, la respuesta es sencilla: todo está en la cuenta de su plan de pensiones, acumulado y con intereses, donde sólo el puede tocarlo.
Algunas consideraciones políticamente incorrectas respecto al sistema actual.
Aunque es obligatorio aportar puntualmente todos los años nuestra cotización al sistema piramidal, si alguien no ha cotizado durante 15 años no puede cobrar la pensión. Siendo los bancos tan malísimos como todos sabemos, si un cliente mantiene un plan de pensiones durante 14 años al cabo de los mismos tiene ahí todo el dinero más intereses que ha estado aportando durante esos 14 años. De hecho, tendrá el dinero que haya estado aportando aunque sólo lo haya hecho durante un año. Si aportamos fondos a un plan de pensiones durante 14 años el banco no se quedará nuestro dinero a cambio de nada como hace el estado.
Pónganse en el caso del trabajador que, tras cotizar durante 40 años, muere de un infarto a los 66 años, poco después de haberse jubilado. Si hubiera dispuesto de un plan de pensiones, los herederos tendrían el 100% del dinero acumulado por el padre en vez del 50% (caso de la viuda) o absolutamente nada en el caso de los hijos.
Otro dato interesante es que, con el sistema actual, el salario medio en España es de 21.500 euros mientras que la pensión media es de 874 euros; es decir, el 48% del salario. Después de todo, no parece una cifra inalcanzable para un sistema de capitalización cuando lo que sí parece fuera del debate a estas alturas es la propia viabilidad del sistema piramidal de reparto.
No resulta sostenible que casi no se pueda discutir, por la tiranía de lo políticamento correcto, sobre un sistema respecto al que casi nadie discute que en sus actuales términos resulta insostenible.