Los recortes a la libertad no son noticia desde que la izquierda gobierna en Navarra. Durante las vacaciones, un episodio notoriamente grave de esta situación es lo que ha sucedido en el colegio de los Jesuitas de Tudela, en el que las familias de 33 niños que se han quedado sin plaza de 1º de la ESO han tenido que interponer un recurso ante el Tribunal Administrativo de Navarra reclamando que se respete su petición de cursar estos estudios en el citado centro.
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Los padres de Jesuitas, al TAN https://t.co/PqctLtBPKN
— Plaza Nueva (@PlazaNueva) August 11, 2021
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Lejos de atender la demanda de las familias, la consejería de Educación del Gobierno de Navarra y el PSN han declarado que su compromiso es “firme y claro con la educación pública” (sólo con la educación pública) y que “no iban a abrir otra vía para nuevos alumnos en este centro concertado, porque habían abierto ya una nueva vía en el centro público y había suficientes plazas ahí”.
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Nos encontramos por tanto ante un nuevo avance hacia la educación pública obligatoria por la vía de los hechos. Da igual lo que quieran las familias. No hay libertad de elección. Será el gobierno y no las familias el que decida la educación de los hijos. Los colegios públicos se convierten en un instrumento de adoctrinamiento del gobierno y además obligatorio, puesto que se va limitando cada vez más la oferta educativa alternativa. Como no hay alternativa a la educación pública da igual la calidad de la educación pública. Por mala que sea será obligatorio elegirla, así que para qué hacerlo bien. El PSN podrá presumir de ampliar la educación pública no por haberla hecho mejor, sino por haberla hecho obligatoria.
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Socialismo o libertad
El caso del consejero Carlos Gimeno, por lo demás, vuelve a probar la ilusión de que tal o cual persona puede aportar moderación a las políticas radicales de tal o cual partido. Por un lado es tentador y consolador querer pensar que alguien es menos radical de lo que realmente es cuando llega al poder, y por otra parte la experiencia demuestra que, cuando un partido se radicaliza, o los moderados se marchan o pasan a formar parte del paisaje radical. Carlos Gimeno no es ningún freno al radicalismo educativo del pentapartito como tampoco lo son a otros niveles Marlaska, Calviño o Robles. Quien quiera libertad educativa en Navarra, además de leer Navarra Confidencial e intentar reclamarla por todas las vías legales, tendrá que votar a alguna formación que no forme parte del pentapartito. Porque en el pentapartito no hay ninguna formación política que no sea una enemiga frontal de la libertad educativa, como cada día demuestran los hechos.
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