Una de las noticias llamativas durante nuestro período vacacional fue la de que la Ley Vasca de Memoria Histórica impondrá multas de hasta 10.000 euros por exaltar el franquismo, multas que podrán llegar a los 150.000 euros en el caso de destrucción de fosas de la Guerra Civil. Respecto a esto segundo cabe reseñar que Miguel Angel Blanco está enterrado en Orense, en vez de en Ermua, por los ataques que recibió su tumba por parte del terrorismo nacionalista vasco. O dicho de otra manera, los mismos que bendicen los ongi etorris a los asesinos de la ETA apoyan poner multas de 10.000 euros a los exaltadores del franquismo. Si Urkullu multara con el mismo ahínco a todos los defensores de los pistoleros de la ETA, o bien acababa con la exaltación del terrorismo etarra en la CAV o bien cuadraba los presupuestos vascos hasta la próxima visita del cometa Halley. Salta a la vista que en la CAV no interesa lo mismo acabar con la exaltación de la ETA que con la exaltación del franquismo.
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Por lo demás, cabe preguntarse también qué es eso de exaltar el franquismo. O sea, una cosa es decir que Franco era maravilloso y otra decir que la Segunda República fue una mierda. ¿Exaltar el franquismo es sólo lo primero o también lo segundo? Si recordamos que los socialistas y comunistas no eran demócratas, que defendían la violencia política, que se levantaron contra la república que ahora dicen amar tan pronto como perdieron unas elecciones, y que pretendían imponer la dictadura del proletariado y un régimen inspirado en la Rusia de Stalin, ¿eso es decir la verdad o exaltar el franquismo? Para incurrir en un delito de exaltación del franquismo, ¿hace falta decir que Franco era estupendo o basta recordar los abyecta que era la izquierda? Llevada la cuestión a su extremo, ¿decir la verdad sería una exaltación del franquismo?
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2 respuestas
Delito contra la verdad y la justicia es aprobar esa ley liberticida y antidemócrata.
La ley de Memoria Histórica y Democrática, y por añadidura la Ley vasca de Memoria Histórica, es el proyecto más dramático, arbitrario y punitivo respecto al debate histórico que aparece en el mundo Occidental. Así y todo, refleja una actitud muy propia de la izquierda, que cada vez más utiliza medios gubernamentales y no gubernamentales para restringir y castigar declaraciones en favor de movimientos de derecha, y a personajes pasados y presentes. El acusar a los «gudaris», por ejemplo, de traidores por su rendición y entrega en Santoña a los aliados franquistas, ¿será punitivo?.