La propaganda política del aparato liberticida del Palacio de la Moncloa, con la colaboración de los respectivos medios de prensa colaboradores de la situación, nos viene a dar a entender que tenemos un mandatario político que está dispuesto a alcanzar el filo de lo imposible para atraer inversión privada tecnológica a España.
Está de gira por los Estados Unidos y ha sido tanto llevado a la irrelevancia por un Joe Biden al que apoyaron a muerte (pretendiendo también exportar su modelo de fraude electoral a Cataluña y Madrid), sino también por empresas del sector cinematográfico que destacan por promover activa y militantemente el marxismo cultural.
Que sepamos, por lo menos, solo ha sido «capaz» de hacer autopromoción de su «plan de recuperación» (simplemente, más gasto, deuda, burocracia e impuestos, a costa de todos, con la correspondiente adaptación a los nuevos mensajes de fases revolucionarias: ecologismo, feminismo, homosexualismo, etc.) ante empresas como Hewlett Packard (HP) y Apple.
Al mismo tiempo, ante medios de prensa estadounidenses ha llegado a pedir que sea recordado como el presidente de la «digitalización» (a ver, casi todos los avances tecnológicos han llegado espontáneamente, y si se están potenciando el aprendizaje máquina, el teletrabajo y las videollamadas ha sido por un acelerón de tipo coyuntural del progresivo desarrollo).
Pero bueno, quien escribe este artículo es de los que piensa, sin ánimo insultante, que semejante gira ha sido otro capricho más de un mandatario con evidente ego narcisista. Eso sí, no quiero que verse sobre ello, en profundidad, este artículo, sino más bien, sobre un ejemplo concreto, aunque algo pretérito, de fracaso del socialismo (PSOE en este caso) en ciertas «apuestas tecnológicas».
Concretamente, en relación al software libre, cuyo código está abierto a cualquier desarrollador, con posibilidad de hacer cambios o bifurcaciones absolutas sin esperar a que lo apruebe un jefe de proyecto (en general, digamos que el código abierto implica una autonomía de las comunidades de programadores que no tiene por qué fracasar, y tiene una filosofía de semejanzas libertarias).
El periplo de la Junta de Extremadura en el mundillo de Linux
En la primavera del año 2002, la Consejería de Economía de la Junta de Extremadura lanzó una distribución propia de Linux, el kernel de software libre más importante del mercado del software en estos momentos. Este se basaba en la popular distro Debian y en el entorno de interfaz y de escritorio GNOME.
Como se señala en el libro Políticas educativas para la integración de las TIC en el sistema educativo, escrito por Jesús Valverde Berrocoso, a modo de referencia, hasta junio de 2003, esta solución habría supuesto un total de más de 193 mil millones de euros presupuestados (a desglosar en labores de desarrollo inicial del sistema operativo, soporte y puesta en preparación de servidores concretos).
Coincidió ese periodo con la extensión de los equipos informáticos en aulas específicas de los colegios y todos los pupitres de los centros de educación secundaria, aunque sí que fuera cierto que hubo un ahorro en la medida en la que no tuvieron que contratarse más licencias de Microsoft.
La solución informática era mantenida por la Junta y tampoco perdió protagonismo en los primeros pasos de digitalización en el Servicio Extremeño de Salud (proveedor monopólico regional de servicios sanitarios), con el sistema Jara, que permite sincronizar los datos e informes médicos de todos sus usuarios con independencia del centro sanitario de la red regional en el que sean atendidos.
Cabe decir incluso que Rodríguez Ibarra fue galardonado en 2004, por la eurocracia bruselense, con el Premio Europeo a la Innovación Regional, mientras que, por otro lado, dentro de una campaña que hizo el aparato político extremeño en esos momentos, se premió, en 2007, con el Premio Internacional Extremadura de Conocimiento Libre, a Richard Stallman, fundador de la Free Software Foundation.
Finalmente, el Linex pasó a mejor vida
A finales de 2011, cuando, tras décadas ininterrumpidas de mandatos del PSOE, el Partido Popular consiguió gobernar la administración autonómica extremeña, se optó por no cargar más con la responsabilidad del mantenimiento evolutivo de la distro Linex. Se optó por transferirla al CENATIC, dependiente del Gobierno de España, con sede en Almendralejo (Badajoz).
Se pensó en principio en que el futuro de esta distro dependiese de la comunidad de desarrolladores. Pero lo cierto es que la última versión data de 2013 (hace 8 años), no esperándose, ni de lejos, en estos momentos, que haya un renacer del mismo. De hecho, antes de ese momento, había quienes recomendaban utilizar distros más populares y potentes como Ubuntu en centros estatales regionales.
De hecho, resulta que ya en 2015, cuando el PSOE retornó a la administración regional, tampoco hubo mucho interés. Empezaron a firmarse contratos, tanto en el sector educativo como en el sanitario, para hacer una transición hacia servicios con licencias de Microsoft (aunque en alguna dependencia se utilice aún alguna solución de código abierto). Hasta para visualizar datos se utilizan sus servicios (Power BI).
Con lo cual, una vez dicho todo esto, quisiera «corroborar» que el socialismo siempre fracasa en materia de innovación tecnológica, siempre. El Linex solo sirvió como propaganda de uno de los mini-Estados autonómicos españoles, así como para establecer nuevos enchufes en Mérida y otros puntos concretos. Es más, sabemos que Linux no es algo fallido , pues lo usan muchas infraestructuras IT.