Todo es ver a Cerdán o Alzórriz y pensar de inmediato: los listos deben ser los demás. Es por ello que Javier Remírez tiene un trabajo importante que hacer en el gobierno actual: confirmar esa impresión. Dar la impresión de ser más listo o más serio que Alzórriz y Cerdán tampoco parece el trabajo de un titán. El vicepresidente Remírez, sin embargo, realiza en sus horas libres un notable esfuerzo en Twitter por igualarse a los que a todos nos gustaría pensar que no son los más listos del lugar, más que nada para consolarnos imaginando a alguien mejor a los mandos del avión.
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Exactamente, Remírez cargó ayer contra Marta Alvarez, diputada de Navarra Suma, acusándola de lanzar a la sociedad un mensaje de “mandar a tomar por …” la mascarilla, responsabilizándola además de alguna forma de la violencia contra algunos policías municipales al tratar de disolver algunos botellones.
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Cuesta entender en qué parte del mensaje de la diputada de Navarra Suma encuentra Remírez una recomendación a los navarros para que manden a tomar por c o por k la mascarilla, mucho menos que ataquen a la policía. Alvarez simplemente señala que, mientras que aquí el gobierno se limita a presumir, en los países que van por delante de nosotros en el proceso de vacunación ya se está empezando a revisar la obligatoriedad de la mascarilla. El gobierno socialista presume, pero vamos considerablemente retrasados respecto a los países más rápidos.
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Consciente de alguna manera de haber metido la pata, Remírez publicaba un segundo tuit un tanto confuso, en el que por un lado reconoce haberse equivocado pero por otro lado lado no queda claro si en el tono, en el fondo o en ambos, como si hubiera dicho una gran verdad, pero quizá un demasiado bruscamente, anunciando que dentro de unas horas borraría el primer mensaje. Tampoco se entiende muy bien tener tiempo para escribir un tuit diciendo que borrará otro, en vez de borrar directamente el otro y dejando en cambio que se pudiera leer aún durante horas. Esperemos en todo caso que gobernar no le quite demasiado tiempo a nuestro vicepresidente para poder tuitear, rectificar, anunciar borrados, llevar a cabo los borrados y volver a liarla con otros nuevos mensajes.
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Por otro lado, poniéndonos un poco más serios, no parece que Remírez sea el más indicado para hacer reproches respecto a las mascarillas. Repasando la tuitoteca del vicepresisidente resulta estremecedor que estos fueran los mensajes “oficiales” y “fiables” que se transmitían desde el gobierno en los momentos más atroces de la pandemia.
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Para rematar el mal día de Remírez, ayer hasta el portavoz sanitario del gobierno, Fernando Simón, adelantaba que la obligación del uso de la mascarilla podría empezar a revisarse en España en cuestión de días, dicho lo cual no fue a lanzar botellas a un vehículo de la policía.
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Fernando Simón prevé que se pueda prescindir de la mascarilla en exteriores "en no muchos días" pic.twitter.com/hXzIB1hHcO
— El HuffPost (@ElHuffPost) May 17, 2021
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La moraleja para Remírez, que al menos reconoció el error y se disculpó un poco, debería ser que para la manipulación de barros y lodos el PSN ya tiene a Alzórriz, y para cuando hace falta presentar alguna moción de censura maravillosa con garantías totales de éxito ya tiene a Cerdán. Para todo lo demás, Remírez debe aspirar a volar un poco más alto, tuitear un poco menos y atinar un poco más.
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