¿A quién votan los tontos?

La izquierda tiene un problema grave con la derrota electoral sufrida en Madrid. La pregunta trascendente sería si este problema puede reproducirse en todo el territorio nacional en las siguientes elecciones, pero de momento vamos a ver cuál es el problema que le ha surgido a la izquierda y hasta qué punto resulta severa su gravedad.

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Lo peor del resultado electoral para la izquierda es que no hay nada más que pueda decir de la derecha que lo que ya ha dicho, y sin embargo ha perdido. Es decir, Ayuso es Hitler. De hecho Hitler era bastante mejor persona y menos peligrosa que Ayuso. La campaña electoral contra Ayuso, no digamos contra VOX, pedradas incluidas, ha sido bestial desde todos los medios controlados por la izquierda, que son casi la totalidad de los medios, y no estrictamente desde el inicio de la campaña electoral en Madrid sino de hecho desde el inicio de la pandemia.  En España el coronavirus sólo ha matado madrileños. Todos los contagios de España son culpa de Madrid. Ayuso tiene la culpa de todos los muertos. El listón ya no se puede subir más y ese es precisamente el problemón de la izquierda. ¿Qué pasa cuando dices que Ayuso es Hitler y aún así te gana las elecciones y además de una forma rotunda?

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Para empezar habría que pensar que el problema de la izquierda es o que la mayoría de los madrileños no se han creído que Ayuso es Hitler, o que prefieren a Hitler que a la izquierda. Sea cual sea el escenario la izquierda está destrozada. Todo su argumentario es papel mojado. El discurso que ha mantenido hasta ahora no le sirve para la victoria. ¿Pero acaso tiene otro discurso la izquierda?

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La reacción a la derrota de los líderes izquierdistas al resultado en Madrid, con la curiosa excepción de Errejón, pone de manifiesto algo más que su torpeza, ya que evidencia la endeblez de sus principios democráticos.

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No se puede decir como Monedero, por ejemplo, que los obreros que votan a la derecha son idiotas. Más allá de una cuestión de respeto, de la que no suele hacer gala Podemos pero tampoco el PSOE, quien piensa que la gente es tonta malamente puede ser un demócrata. O sea, la democracia se basa sobre la idea fundamental de que la gente no es tonta. Pensar que la gente es tonta conduce inexorablemente a pensar que no es buena idea dejar que la gente decida por sí misma sobre las cosas y de ahí al autoritarismo hay un paso. Resulta por esto muy preocupante observar la proliferación de líderes de la izquierda en cuyos análisis de los últimos días, explícita o implícitamente, subyace la idea de que los votantes son tontos.

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Poco puede sorprender, por otro lado, que quien piensa que la gente es tonta apueste por las formas más intervencionistas del estado y del gobierno, tanto más intervencionistas cuanto más tonta se considera a la población. Si los padres son tontos, no se puede dejar en sus manos la educación de los hijos, por ejemplo. La idea de que la gente es tonta y el gobierno tiene que tomar las decisiones importantes en su lugar vertebra de hecho cada vez más la política actual.

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A la pregunta de qué clase de persona votaría a un partido que la trata como si fuera tonta, sin embargo,  la respuesta es que solo una persona realmente tonta. O sea, nadie inteligente se dejaría tratar de tonto por el gobierno. Votar a alguien que pretende tratarte como un tonto o un incapaz es respaldar la opinión que tiene sobre ti. Y después está la cuestión de si en el gobierno son listos o tontos. Que los tontos puedan votar quizá sea un riesgo, pero bastante menor que el de que los tontos puedan gobernar. El debate real no es autoritarismo o estupidez, ya que nada garantiza que no pueda haber gobernantes autoritarios y tontos. Es más, un gobernante autoritario no tiene que esforzarse demasiado por ser inteligente y hacer las cosas bien, ya que su puesto no depende de la aprobación de sus actos. De todos los políticos que estos días han venido a llamar tontos a los madrileños, ¿hay realmente alguno que parezca muy inteligente? ¿A partir de qué nivel de inteligencia le dejaría usted a un político que decidiera todo lo que concierne a su vida? De entrada no es probable que en una partitocracia el político promedio sea mucho más inteligente o se encuentre mucho mejor formado que usted mismo, además usted tiene la ventaja de conocer su propia vida mucho mejor de lo que la conoce cualquier político. Seguramente por ello lo más inteligente no es votar a políticos que pretenden tratarnos como tontos o como si conocieran nuestra vida mucho mejor que nosotros mismos para tomar decisiones sobre ella. No es de extrañar que los políticos con más problemas estos días para encajar democráticamente el resultado de las urnas en Madrid sean al mismo tiempo los más intervencionistas. Desconfiar de lo que la gente vote y dudar de que le convenga poder decidir libremente sobre sus vidas suele ir siempre en el mismo pack.

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