Cuando alguien nos dice que nos va a contar una historia de Pablo Iglesias, hay que entender automáticamente que va a ser una historia desagradable. No obstante, cuando las historias de Pablo Iglesias se refieren a su vida personal el nivel de desagrado parece que aumenta de forma exponencial. Por lo demás en el caso que nos ocupa se confirma la idea de que el mundo es muy pequeño, tanto como para que la chica que ha contado su desagradable experiencia en un bar con el grupo de Pablo Iglesias sea la novia de Un hombre blanco hetero.
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La historia cobra especial interés en estos días en los que constantemente somos bombardeados con mensajes contra los micromachismos y la prepotencia masculina. Lo cierto es que @Ferfreiref, que además de novia del citado youtuber fue estudiante en la Complutense y protagonista de los desagradables sucesos que relata, hace un retrato bastante poco favorecedor pero muy ilustrativo de la forma que tiene Pablo Iglesias de relacionarse con las mujeres.
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https://twitter.com/Ferfreiref/status/1379896988272066566
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Como la propia protagonista de la historia subraya, no se trata de buscar la comisión de un delito en las acciones de Pablo Iglesias, Monedero y algunos otros de sus compañeros, pero sí de poner de manifiesto las formas soeces, irrespetuosas y poco presentables de los machos alfa de Podemos con las mujeres. No falta quien empieza a pensar que la terrible visión que las feministas de Podemos tienen de los hombres acaso se explica por los machos podemitas que las rodean.
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Las miradas lujuriosas, los azotes hasta sangrar, las refrescantes esperas en los baños… cuesta encontrar el modo en que el chusquero protagonista de ya demasiadas historias vaya a ser el enviado por el destino para reeducarnos en el modo de relacionarnos con las mujeres. Cutres, sobones y pegajosos es lo menos que se puede decir de los protagonistas de esta narración. Por otro lado el relato casa bastante bien con lo que hasta ahora se ha visto como un conjunto de relaciones lleno de anormalidades. El campo de seducción de los líderes podemitas parece limitarse a alumnas mucho más jóvenes, colaboradoras televisivas subordinadas y militantas del partido con un puesto inferior en el escalafón. Fuera del círculo de mujeres de estas jerarquías y militancias, el endogámico atractivo masculino de los prebostes de Podemos parece desvanecerse como por ensalmo.
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Si no ilegal, lo mejor que se puede decir de todo lo que se describe es que resulta zafio, poco ético, nada feminista y escasamente ejemplar. Respecto a la forma de seducir y piropear a las mujeres, tampoco parece que los líderes y fundadores de Podemos tengan muchas lecciones que dar. Lo menos llamativo de todo no son las hordas de ciberactivistas que han caído sobre la denunciante para cubrirla de insultos y tacharla de mentirosa, incluso asumiendo que en todo lo referido por feo que sea no habría delito. Yo no te creo, hermana, nuestro líder es demasiado bueno para esto. Todo muy coherente. Todo muy feminista.
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Aunque por prudencia hemos esperado varios días no fuera que se desmintiera la historia, el hecho es que apenas ha encontrado eco en los grandes medios en todo este tiempo. Este silencio será por lo que sea, pero no porque las notas características de los grandes medios en los tiempos que corren sean la exquisitez y la discreción.
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