Si la llegada de las vacunas está resultando desesperantemente lenta, en buena medida se lo debemos a la ineficacia de la unión burocrática socialista europea. En las últimas horas, un ufano Luis de Guindos presumía de la eficacia del Banco Central Europeo a la hora de contener las primas de riesgo de la deuda pública de los países de la UE, Por lo que se refiere a España y según las últimas cifras publicadas por la institución, entre marzo de 2020 y el final de enero de 2021 se han dedicado 123.636 millones de euros a la adquisición neta de deuda soberana española, 89.846 millones en compras de emergencia contra la pandemia (PEPP) y 33.790 millones mediante el programa de adquisición de deuda soberana PSPP.
¿Qué quieren decir las cifras anteriores? Pues que el gobierno español se ha podido endeudar sólo porque el BCE ha puesto 123.636 millones para comprar deuda pública española. O sea, si el BCE no pone el dinero o el gobierno español no se habría podido endeudar o habría tenido que endeudarse pagando unos tipos de interés altísimos, de hecho impagables. Sin embargo, otra forma de decir esto mismo es que el mercado de deuda está totalmente intervenido, los precios son artificiales, existe una enorme burbuja en el precio de la deuda y, por no llamarlo de otra manera, esto es un rescate como un castillo. O sea, si no está habiendo ya recortes brutales no es por mérito del gobierno de Pedro Sánchez o Pablo Iglesias, o porque tengan una política alternativa, sino porque la UE está llevando a cabo un rescate permanente de España en los mercados de deuda.
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Dicho esto, antes de volver más tarde al gasto público, demos un pequeño salto y pasemos al problema de las vacunas.
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Tan tarde como en noviembre del año pasado, la UE cerraba un acuerdo con Pfizer para la compra de 300 millones de dosis de su vacuna. En febrero, e incluso en marzo, la UE aún seguía comprando vacunas a Pfizer. De momento, la UE ha comprado a Pfizer 500 millones de dosis en adquisiciones sucesivas ampliables a 600 millones en 2021.
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Respecto a la vacuna de Moderna, la UE compró 160 millones de dosis en 2020. En febrero de 2021 ha comprado otros 300 millones de dosis, de los cuales sólo 150 millones se entregarían en 2021.
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Si nos detenemos un momento a hacer las sumas correspondientes, nos encontramos con que la UE a fecha de hoy ha comprado 500 millones de dosis de Pfizer y 310 de Moderna. O sea, 810 millones de dosis. Recordemos que la UE tiene 450 millones de habitantes y que hacen falta 2 dosis para completar la inmunización. Es decir, a fecha de hoy aún no se han comprado las suficientes dosis de Pfizer y Moderna (900 millones) para inmunizar en todo 2020 a toda la población.
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Como puede apreciarse, la UE ha sido muy espléndida comprando deuda pero muy timorata comprando vacunas. Ha comprado tarde, ha comprado pocas, ha ido picoteando y ha tenido que ir ampliando las compras avasallada por la realidad y la lentitud de la campaña de vacunación. Añadamos un dato relevante a este análisis. Cada dosis de vacuna de Pfizer o Moderna rondan los 15 euros. Es decir, los 900 millones de dosis que harían falta para inmunizar al 100% de la población de la UE costarían unos 13.500 millones de euros. Es decir, casi la décima parte de los 123.636 millones que el BCE ha utilizado para financiar la deuda pública de España.
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Las vacunas, entretanto, llegan con una lentitud exasperante. La lentitud en la llegada de las vacunas es obviamente una funesta política de cara a todas las personas que morirán absurdamente en la espera, pero al mismo tiempo cualquier retraso en las vacunas es la peor política económica. El mejor plan de estímulo y ayuda a la economía es comprar vacunas. Por eso no se entiende en absoluto la prodigalidad de las políticas de gasto de la UE y sus estados en todos los apartados menos en el de las vacunas, que sería el único o desde luego el más justificado.
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Decíamos que comprar 900 millones de dosis de Pfizer o Moderna, para vacunar al 100% de la población europea, hubiera costado unos 13.500 millones. Lo lógico hubiera sido comprar ya en el verano del año pasado 900 millones de dosis a Pfizer, otros 900 millones a Moderna, y otros 900 millones a otras cuatro o cinco farmaceúticas. Obviamente en el verano pasado no se sabía cuál iba a ser la vacuna con mejores resultados, pero por eso hubiera sido lógico comprar dosis para el 100% de la población de cada una de las 5 ó 10 vacunas más desarrolladas y prometedoras. Hubiera sido un gasto menor que lo que se ha dedicado a comprar deuda española, y a estas alturas podríamos tener unos niveles de vacunación como los de Israel. Consideremos que en España aún no se ha vacunado ni al 10% de la población y ni al 5% con la segunda dosis.
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Para ser precisos, no todas las vacunas cuestan 15 euros, como las de Moderna y Pfizer, que son las más caras, las que se están revelando más eficaces y también las que parece que presentan menores efectos secundarios. No pasa un día, por ejemplo, sin que se publique el dato de algún problema con la vacuna de Astra Zeneca, al punto que algunos países como Austria, Dinamarca, Islandia o Luxemburgo han dejado de administrarla. No obstante, resulta que la vacuna de Astra Zeneca sólo cuesta 3 euros. Casualmente la UE compró 300 millones de dosis en agosto de 2020. Fue la primera compra de vacunas y la cantidad más elevada de ellas. Ahora resulta que es la más ineficaz, la más problemática y la que se está entregando con más lentitud.
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Volviendo a las consideraciones anteriores, está claro que en el verano de 2020 aún no se podía saber cuál de las vacunas iba a dar mejor resultado o iba a presentar menos problemas, pero estaba bastante claro que la batalla por las primeras vacunas se libraba por no más de media docena de marcas. Comprando vacunas para toda la población de cada una de ellas se hubiera garantizado la rapidez y la disponibilidad de las vacunas. Lógicamente se hubieran comprado más vacunas de las necesarias, pero adelantar sólo un mes el retorno a la vieja normalidad, en términos económicos, hubiera compensado con creces el gasto en vacunas. Por no mencionar las vidas salvadas. Las vacunas sobrantes se podrían haber vendido o incluso regalado a otros países con menos recursos, o con menos emergencia sanitaria en estos momentos. Con todos los cientos de miles de millones que la UE va a gastar en comprar deuda pública o en programas y ayudas en gran medida ruinosas e injustificadas, el gasto en vacunas hubiera sido el más lógico y oportuno. Una vez más la UE ha fallado. A los gobiernos puede que no, pero desde luego ha fallado a las personas. Es posible que muchos de esos millones de gastos injustificados vayan vía gobiernos locales a publicidad institucional y apoyos a las grandes empresas mediáticas, o no se entiende tampoco el silencio acrítico con la UE de todos los medios.
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