Obviamente esta es nuestra inocentada del día. Bueno, no tan obviamente. O sea, hace un par de meses dábamos cuenta de que Innerarity -y otro nacionalistón- iba a formar parte de un comité de expertos o asesores del gobierno encargado de mejorar la marca España. Publicada hoy esa noticia también podría parecer una broma, pero aquello se publicó en noviembre y no era ninguna inocentada.
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No sólo eso, ahora resulta que Innerarity también va a formar parte del panel de expertos encargados de valorar la gestión de la crisis pandémica que ha llevado a cabo el Gobierno de España. Esto tampoco es una noticia de hoy y tampoco es una inocentada. O sea, que lo de presidente del Tribunal Supremo lo publicamos hoy como inocentada esperando que no se convierta en una previsión afortunada.
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A decir verdad, no está claro que Innerarity se encuentre más cualificado para valorar la gestión del gobierno durante la pandemia que para impulsar la “marca España” o presidir el Supremo. ¿Qué avalaría a Innerarity para esa misión? Pues por ejemplo haber mostrado su disconformidad con el gobierno a la hora de recomendar que no se usaran mascarillas en el pico de la pandemia. Siendo rigurosos, todos los “expertos” que por falta de lucidez o por sumisión al gobierno se tragaron aquel dislate se encuentran totalmente deslegitimados para emitir ahora ningún tipo de juicio, máxime teniendo en cuenta que en aquellos momentos sí que hubo muchos expertos y médicos prestigiosos que criticaron aquel discurso. Como la contumacia en mantener la convocatoria del 8M, por ejemplo. ¿En qué momento se desmarcó Innearity de aquella convocatoria? Y si Innearity no vio venir ni el virus, ni el 8M, ni las mascarillas, ¿cuáles son sus méritos para escribir libros sobre la pandemia?
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Otra cosa es que no haber dicho nada del 8M, ni haber discrepado con los insensatos llamamientos del gobierno a no usar la mascarilla, o a seguir haciendo vida normal tras haber estado con contagiados, sí que sean méritos para ser designado como encargado de evaluar la gestión del gobierno. De hecho el gobierno no incluye a nadie crítico en ese comité encargado de juzgar su gestión. Haber sido un mero altavoz acrítico del discurso gubernamental es un mérito esencial en el ámbito de los comités gubernamentales. Desde este punto de vista el nombramiento de Innerarity no puede ser más atinado. Y desde luego Innerarity sería para el gobierno un estupendo presidente del Tribunal Supremo, otra cosa es que no reúna los requisitos, que Innerarity ya no de abasto o que el pelotón de personajes adornados a lo largo de esta pandemia por una total sumisión al poder sea tan amplio que haya que repartir el juego.
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