La educación concertada y los pijos del PSOE

Diario de Navarra publicó ayer un análisis titulado “La educación concertada frente al espejo”, aportando algunos datos interesantes. Entre ellos cabe destacar los relativos a la demanda de educación concertada en los colegios de las principales localidades navarras. Así, por ejemplo, en Pamplona el 47,6% de los alumnos de 3 años elige la concertada, porcentaje que sube al 51% en Tudela y que alcanza el 42% en las localidades navarras de más de 9.000 habitantes. Por otra parte, en el cómputo global, este curso los alumnos que en toda Navarra estudian en colegios concertados alcanzan el 35,5%. Es decir, resulta bastante evidente que de haber un problema con la educación concertada es que existe una gran demanda por parte de la población navarra y que toda esa demanda no queda satisfecha con la actual oferta. A lo mejor eso es a lo que se refería Innerarity con lo de que los centros eligen los alumnos y no los alumnos los centros.

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Todas estas cifras contrastan vivamente con la demagogia de algunos prebostes socialistas. En el análisis del Diario se cita por ejemplo a Miguel Angel Heredia, senador del PSOE por Málaga, el cual publicó un tuit argumentando que “ni hay que educar a pijos con dinero público. Ni hay que mantener los privilegios educativos de unos pocos con el dinero de todos”. A lo que añadía que “Quien quiera el elitismo de una educación privada que se lo pague con su dinero” y que “el dinero público para una buena educación pública y de calidad”.

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En realidad el tuit de este ilustre senador resulta interesante porque de algún modo resume bastante bien todas y cada una de las falsedades y perjuicios que se suelen repetir en torno a la educación concertada, además de una batería notable de errores de concepto impropios de un senador o un político con un mínimo nivel de conocimiento.

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Para empezar, como se ve que habría que repetir con mucha más frecuencia de lo que se hace, el dinero público no existe: el dinero público es tan sólo el dinero privado que el estado se queda a través de los impuestos. Leyendo a este senador, como escuchando a otros muchos políticos de la izquierda, incluso de la derecha, parece que los ciudadanos somos unos mantenidos del gobierno, cuando es el gobierno y el conjunto de la administración la mantenida por los ciudadanos. No es este ilustrísimo senador el que paga a ningún español la educación de sus hijos, sino que son los españoles los que pagan con su dinero tanto la educación pública, como la concertada, así como el Senado y el sueldo del senador. Una vez aclarado que somos los demás con nuestros ingresos los que le pagamos al señor Heredia su sueldo, y no el señor Heredia el que nos paga con su sueldo nuestros ingresos, sólo faltaría que el señor Heredia quisiera decidir la educación de los demás pretendiendo ser él quien la paga.

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Conviene también detenerse en la afirmación de que el dinero público debe destinarse a una buena educación pública y de calidad porque, además, resulta que el estado, por ejemplo en Navarra, paga 3.600 euros por cada alumno de la concertada y 6.400 por cada alumno de la pública. O sea, leyendo a Heredia u otros odiadores de la concertada parece que, aparte de ser el estado el que mantiene a la gente y no la gente la que mantiene al estado, la educación pública está infrafinanciada por culpa de la concertada, la realidad sin embargo es que cada plaza en la pública tiene casi el doble de financiación pública que cada plaza en la concertada. Es más, si todas las plazas concertadas se convirtieran en públicas, por ejemplo en Navarra, el sobrecoste para las arcas públicas sería de 96,7 millones de euros. Por otro lado, costándole al estado 6.400 euros cada alumno de la pública y 3.600 cada alumno concertado, los resultados de los concertados son notablemente mejores que los de la pública. En PISA 524 puntos en Matematicas para la concertada y 488 para la pública, por ejemplo. En 3º de la ESO, por poner otro, un 6,1% de repetidores en la concertada por un 12,2% en la pública.

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Las cifras de demanda de la concertada, por otra parte, desmienten la ridícula afirmación de que se trate de una educación elitista o para ricos. ¿El 51% de los tudelanos acaso son ricos? La cuestión es cuánta gente escogería educación pública si tuviera igualdad de oportunidades para elegir concertada. Obviamente es por esto que el gobierno no quiere que la gente pueda tener semejante libertad de elección. ¿Y cómo podríamos llamar a los gobiernos que no quieren que la gente tenga capacidad de elección?

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Una vez abordadas algunas de las cuestiones fundamentales de este debate, podría cerrarse este escrito con una referencia al capítulo más anecdótico, pero resulta que Heredia sería según su propio criterio un pijo de familia elitista que estudió en la Escuela de Magisterio de la Iglesia María Inmaculada de Antequera. Al senador se ve que también le gustan para su foto de perfil las camisas de Tommy Hilfiger, cosa que bien se puede costear con el sueldo de senador que le pagamos entre todos, sólo que de nuevo en virtud de sus teorías tal vez la marca y el color de sus polos también la tendríamos que elegir entre todos. Por lo demás la lista de ex alumnos de la concertada en el actual gobierno comienza por el mismísimo presidente del gobierno, Pedro Sánchez, “el flautista del Santa Cristina”.

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Otro ejemplo notorio sería la propia Celaá, en realidad la mayoría de los 22 ministros del gobierno de Sánchez (incluida Irene Montero), en el que la proporción de alumnos de concertados es mucho mayor que en la sociedad, pero en el caso de la ministra de Educación sí que podemos hablar de una pija elitista de verdad.

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