Hablar del presidente más votado de la historia de los EEUU desde el punto de vista de los votos no tiene demasiado sentido. Desde 1920 la población de los EEUU ha pasado de los 105 millones de personas a los 328 millones. Incluso en tiempos más recientes, en el año 2000 sólo había 282 millones de habitantes. Es decir, el presidente más votado siempre será el último o uno de los últimos, por una mera cuestión de crecimiento de la población. Cosa distinta es que hablemos de porcentajes. ¿Cuál ha sido el presidente estadounidense más popular?
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Podríamos empezar con la figura de George Washington, que fue elegido por unanimidad por el colegio electoral en 1789. Lo que sucede es que Washington era el héroe de la independencia y su elección fue más bien una proclamación que el resultado de una elección real, de hecho no hubo un candidato alternativo. La primera elección efectivamente disputada no tuvo lugar hasta 1796, cuando John Adams le ganó nada menos que a Thomas Jefferson, con el 53,45% de los votos.
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Como desagravio, Jefferson ganó las elecciones de 1800 y volvió a repetir victoria en 1804, en este caso con el respaldo del 72,79% del voto popular, que no obstante no es el presidente que más voto popular ha conseguido ya que esta distinción le corresponde a James Monroe, que en 1820 obtuvo un 80% de los votos. Todos estos personajes son de todos modos aún “padres fundadores” de la nación. En cualquier caso carece de sentido presentar a Biden como presidente más votado cuando apenas ha tenido un respaldo del 50% de los votos y de hecho su presidencia todavía es virtual.
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Ya en el siglo XX y regresados a tiempos más recientes, nos encontramos con que los presidentes más votados han sido Lyndon Johnson, en 1964, con un 61% de los votos, Franklin D. Roosevelt en 1936 con un 60,8% de los votos y Richard Nixon, en 1972, con un 60,6% de los votos. Resulta curioso comprobar que el odiado Nixon obtuvo mucho más apoyo popular que Clinton, que Obama y no digamos que Biden llegado el caso.
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En 1984 destaca la victoria por un 58,77% de los votos de Ronald Reagan, episodio todavía no superado por la izquierda global ni el Partido Demócrata.
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Como curiosidad histórica, en la versión inglesa de la Wiki se puede encontrar el cuadro con el listado de los presidentes estadounidenses y sus respectivos resultados electorales, con el cual les dejaremos al final del artículo.
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Regresando al principio y a la figura de George Washington, en un momento como el actual puede ser interesante recordar algunas de la frases de su discurso de despedida, al abandonar la presidencia:
“El espíritu partidista es inseparable de nuestra naturaleza, teniendo sus raíces en las peores pasiones de la mente humana. Existe bajo diferentes formas en todos los gobiernos, más o menos controlado o reprimido, pero en los gobiernos populares ve su mayor grado y también su mayor amenaza. El dominio alterno de un partido sobre el otro, alentado por el revanchismo, connatural a las disensiones partidistas, en diferentes épocas y países ha perpetrado las peores atrocidades, y es en sí mismo un despotismo sobrecogedor. Esto va conduciendo a un despotismo más formal y permanente. Los desórdenes y las miserias que causan estas luchas empujan a los hombres a buscar seguridad y reposo en el poder absoluto de un individuo y tarde o temprano el jefe de uno de los partidos, más capaz o más afortunado que sus rivales, aprovecha la situación para levantarse sobre las ruinas de la libertad. Sin adelantar un escenario tan extremo (que de todos modos no deberíamos descartar del todo), las continuas maldades del espíritu partidista son suficientes para que el deber de la gente inteligente sea siempre desincentivarlo y refrenarlo».
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Otra frase tatuable de Washington es la de que “El gobierno no es una razón, tampoco es elocuencia, es fuerza. Opera como el fuego; es un sirviente peligroso y un amo temible; en ningún momento se debe permitir que manos irresponsables lo controlen”.
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