Las protestas violentas contra el estado de alarma, que se multiplican por muchas ciudades de España, han tomado por sorpresa al gobierno. Puesto que el gobierno no sabe apenas nada de gestión, pero todo de propaganda, una vez más su respuesta no es resolver el problema, sino culpar de él a quienes le critican, una constante a lo largo de toda esta crisis. El último capitulo es afirmar que los brotes de violencia, saqueos y ataques a comercios son responsabilidad de la extrema derecha, supuestamente VOX. El PP, ya irremisiblemente lanzado al consenso progre, se ha sumado también sin ningún fundamento a esta campaña de acusaciones.
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En primer lugar, no obstante, habría que distinguir el derecho a protestar contra el gobierno de la violencia. No parecería necesario, por lo evidente, el tener que abundar en esta distinción, pero vivimos tiempos difíciles para la razón. Si todos los españoles que critican al gobierno fueran violentos el gobierno tendría un problema. Entre los españoles que están descontentos con el gobierno empieza a haberlos de muchas procedencias ideológicas. Faltaría más que la derecha no estuviera también y principalmente descontenta o no pudiera expresar su descontento. Hablamos de 50.000 muertos tras una gestión tardía, contradictoria y errática. Hablamos de una economía que se dirige hacia una ruina de proporciones catastróficas. Y hablamos además de un gobierno que se blinda en un estado de alarma permanente con el Parlamento en servicios mínimos y gobernando por decreto. Sólo falta que el CNI controlado por Iglesias se dedique a perseguir a los españoles que le critican acusados de un delito de odio. Si no hubiera un virus por medio hablaríamos claramente de una pseudo-dictadura. Con un virus por medio podemos discutir cómo de justificada es la pseudo-dictadura, pero sigue siendo una pseudo-dictadura. Y contra la dictadura es un imperativo de la libertad protestar.
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Naturalmente una cosa es protestar y otra arrasar el mobiliario urbano, lanzar piedras a la policía o saquear comercios. Desde luego hay una diferencia fundamental entre la izquierda y la derecha. La derecha condena todas las violencias, la izquierda sólo la violencia de la derecha. O ya puestos la que dice que es de la derecha.
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Sea como sea, la condena de VOX a la violencia de los días pasados resulta inequívoca. A nadie se le escapa la diferencia entre lo que ha dicho VOX y lo que dijo Pablo Iglesias, ahora nada menos que vicepresidente del gobierno, cuando expresaba desde la Tuerka lo emocionado que se sentía al ver que apaleaban a un policía en las convocatorias de “Rodea el Congreso”.
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Claro que no somos iguales, Ana. Vosotros sois iguales al PSOE. Y escribís el ABC.
Así que vosotros, a lo vuestro, que es colaborar con este gobierno.
Mientras, @vox_es apoya las protestas pacíficas y pide a la @policia que detenga a los delincuentes.
Cada uno, en su sitio. https://t.co/tXW4ikneTi
— Iván Espinosa de los Monteros (@ivanedlm) November 1, 2020
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Siendo ya tan transversal el descontento con el gobierno, no se puede descartar que alguien de extrema derecha participe en protestas violentas, pero lo cierto es que, por lo que se ha visto hasta ahora, la violencia, como casi siempre, la protagonizan más bien colectivos ultraizqueirdistas y okupas con la impagable colaboración espontánea de algunos “menas”. Las imágenes que circulan por las redes sociales hablan por sí mismas.
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Las identificaciones de los detenidos en los últimos disturbios también ponen de manifiesto que muchos de ellos se trata de personas con antecedentes y también con vínculos a peñas futbolísiticas de extrema izquierda. ¿Puede haber algún detenido de extrema derecha? En todo caso, da la impresión de que una vez más estaríamos ante la falacia del grano de arroz encontrado en la playa, en virtud de la cual la playa es una paella.
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La mentira de los líderes de Podemos, así como de gran parte de los medios e incluso del PP, incide una vez más en la deriva autoritaria que venimos padeciendo con la pandemia. Lo que estamos viendo es el intento de criminalizar cualquier atisbo de protesta; no de violencia, sino de protesta. La situación es muy delicada porque el recorte de libertades que nos está imponiendo este gobierno es salvaje y creciente, no ya sólo en lo que se refiere a la libertad de circulación, reunión o manifestación, sino también a la libertad de expresión. Si de lo que se trata es de penalizar las expresiones de odio o los bulos, contra quien debería actuar la Justicia en este momento es contra el propio gobierno cuando dice que la violencia la incita VOX. Por el contrario, vamos hacia un punto en que recordar la hemeroteca del gobierno va a ser delito de odio, como decir que el escudo social es pura propagada y que el número de personas haciendo cola ante los bancos de alimentos cada vez es mayor. Por otro lado, hablando de hambre, alguien de la izquierda podría recordar, siquiera porque hace muy poco apoyaba a los chalecos amarillos pese a la violencia inusitada que se vivía en Francia, aquella famosa sentencia de que “Qui sème la misère, récolte la colère”. Si quieren quitar la razón a quienes protestan contra la deriva dictatorial del gobierno, no se comporten respondiendo como un gobierno dictatorial.
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Un comentario
tremendo el proceso de parodia del abc contra vox. Tremendo. Convertir en muñeco para luego prenderle fuego, parodiarlo y cosificarlo para que no parezca humano y sea quemable e ilegalizable, Abc quo vadis? o mejor dicho a donde habéis ido prensa subvencionada?