Estamos abocados de manera bastante segura a una extinción inminente, nos estamos quedando sin árboles y una persona que nazca hoy tiene muchas peores expectativas que alguien que hubiera nacido en Inglaterra en 1920.
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¿Quién es el optimista que realiza todas estas afirmaciones? Pues nada menos que Javier Armentia, el flamante director del Planetario de Pamplona, en un artículo de su columna en el Diario de Noticias.
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Es curioso porque, como escéptico radical, en realidad su discurso coincide bastante con el amplio y rico género de las profecías apocalípticas. Como progresista, el progreso le da miedo y lamenta que “Solamente un tercio de nuestro planeta queda en estado relativamente natural”. Como astrónomo advierte que “cada segundo se talan casi 500 árboles en el mundo. En una década talamos tantos árboles como estrellas tiene la Vía Láctea”. Todo esto en un artículo destinado a elogiar y recomendar un documental (“Una vida en nuestro planeta”) del naturalista británico David Attenborough. Es al hilo de Attenborough y sus 94 años que Armentia también afirma que “la gente que nace ahora no tiene futuro, o al menos no tiene las expectativas de vivir mejor que él tuvo a fines de los años 20 cuando lo hizo él”. Como remate, Armentia también desliza la idea de que las pandemias que padecemos son otra consecuencia de nuestro conflicto con la naturaleza. Lo interesante de todo esto es que no son las ideas de Armentia, sino ideas muy extendidas y propias del actual discurso dominante de las que simplemente Armentia es uno más en un amplísimo ejército de portavoces.
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Frente a todo este desparrame de catastrofismo, sin embargo, quizá y sólo puede que quizá, si no acaba con todos los humanos el coronavirus, a lo mejor las personas que nazcan hoy sigan pudiéndose dar un paseo por el bosque en un lejano futuro. O sea, los datos más bien señalan que la masa forestal del planeta en las últimas décadas ha crecido, no disminuido. Por supuesto los heraldos del apocalipsis aseguran que esto es una consecuencia del calentamiento global, cosa por otro lado discutible, pero en todo caso el hecho es que a causa o no del CO2 el planeta es hoy más verde que hace unas décadas. Si quieren que nos digan que nos vamos a morir derretidos, pero que no nos digan que nos vamos a quedar sin árboles porque no es verdad. Respecto a los árboles, además, Armentia cita el dato de cuántos árboles se talan por segundo, pero no cuántos árboles nacen. O sea, puesto que hay (parece ) unos mil cuatrocientos millones de vacas en el mundo, y cada año nos comemos unos 300 millones de vacas, en 5 años nos quedamos sin vacas, mucho antes de quedarnos sin árboles. En realidad, si hay tantas vacas seguramente es porque nos las comemos, por paradójico que parezca. Hay tantas vacas porque las criamos, y las criamos porque nos las comemos. En un mundo sin humanos, seguramente habría muchas menos vacas o ninguna. Las vacas no van a desaparecer por culpa de los humanos, sino que seguirán siendo legión gracias a ellos, al menos mientras no lleguen los veganos al gobierno.
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Que sólo un tercio del planeta quede en estado natural puede resultar muy desasosegante para Armentia, ¿pero qué sería tranquilizador? ¿Habría que prohibir el progreso a cientos de millones de seres humanos para que su rincón del mundo quedara inmaculado? Seguro que hace 5.000 años los humanos vivían en mucha mayor armonía con la naturaleza, pero vivían en condiciones absolutamente penosas y lamentables. Si los humanos nos extinguiéramos la naturaleza cubriría las ciudades y acabaría desapareciendo todo vestigio de nuestro paso. ¿Pero qué más daría eso? Es decir, ¿de que nos sirve un paraíso natural si para que exista tenemos que dejar de existir nosotros? Si no existieran los humanos, por otra parte, ¿qué mas daría si los planetas fueran verdes, rocosos o gasesosos? ¿Por qué es mejor un planeta verde y con vacas que Marte si no es desde un punto de vista puramente antropocéntrico? Por otra parte, ¿acaso no somos los humanos también naturaleza? ¿Cómo podemos ser al mismo tiempo naturaleza y lo opuesto a la naturaleza?
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Obviamente, en no tirar porquería al campo y no maltratar la naturaleza estamos todos, pero no tanto por endiosar a la naturaleza como por interés propio. Si por interés propio hay que talar un árbol, lo talamos y lo quemamos. En realidad la medida es nuestro bienestar, no la naturaleza. Quedarnos sin vacas o estar rodeados de vacas que no pudiéramos comer, ordeñar o ni acercarnos a su territorio sería casi el mismo mal, o por lo menos nos daría casi lo mismo.
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Queda la cuestión de si alguien nacido hoy en día tiene mejores o peores perspectivas que un tipo nacido en los años 20 del pasado siglo. Desde luego resulta un tanto osado aventurar que alguien que nazca hoy vivirá peor que alguien nacido en 1920. Para empezar, alguien nacido en Inglaterra en 1920, como Attenborough, se podría haber pasado la adolescencia bajo bombardeos aéreos diarios, para al cumplir los 18 tener que ir a la guerra. Muchos jóvenes de la quinta de Attenborough nunca pudieron dedicarse a hacer documentales ni a ninguna otra actividad interesante al haber perdido la vida en las arenas de Normandia o las nieves de las Ardenas. Desde luego en los años 20 no tenían ordenadores, ni internet, ni teléfonos móviles, en muchas casas ni siquiera agua caliente, calefacción, electricidad o nevera. Es mucho decir asegurar que los nacidos hoy vivirán peor que los nacidos en 1920. Desde luego no sabemos cómo será el punto de llegada en 2100, pero el punto de salida es terriblemente mejor.
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Por supuesto podemos pensar que el coronavirus es un castigo por progresar demasiado o hacerlo sin escuchar lo bastante a Soros o a Irene Montero. Pero entonces, ¿qué decir de la Peste Negra que arrasó la humanidad en la Edad Media cuando aún todo era naturaleza y no habíamos levantado una sola fábrica con chimeneas sobre el planeta?
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2 respuestas
El apocalipsis climático
Las 14 “profecías” fallidas formuladas en los últimos 50 años:
I. 1967: «Hambruna terrible para 1975»
II. 1969: «Todos desaparecerán en una nube de vapor azul para 1989»
III. 1970: «Edad de hielo en el año 2000»
IV. 1970: «América sufrirá racionamiento de agua en 1974 y de alimentos en 1980»
V. 1974: El agujero de ozono es un «gran peligro para la vida»
VI. 1980: «La lluvia ácida mata la vida en los lagos»
VII. 1988: Las Maldivas estarán bajo el agua en 30 años
VIII. 1989: La subida del nivel del mar «destruirá» a la mayoría de países en el año 2000
IX. 2000: «Los niños no sabrán qué es la nieve»
X. 2004: Gran Bretaña tendrá clima siberiano para 2020
XI. 2008: El Ártico se quedará sin hielo para 2018
XII. 2009: El Ártico se quedará sin hielo para 2014
XIII. 2013: El Ártico se quedará sin hielo para 2015
XIV. 2014: Tan sólo restan 500 días antes del «caos climático»
Tras semejante demostración de rigor científico, y después de escuchar en la ONU los vaticinios de la joven “profeta” Greta Thunberg, el ínclito Pedro Sánchez metió su mano en nuestros bolsillos y comprometió 245 millones de euros para la “religión ecologeta”.
Ya pueden Vds. dormir tranquilos, que la farsa sigue…
Es que nunca me he podido explicar qué hace ese chiflado al frente del Planetario, cobrando un sueldo público…. ¿Quién co*ones le puso ahí, que está gobierne UPN, PNV o PSN? Eso sí que es un chiringuito y no los de Abascal….