Hace poco más de un mes analizábamos la decisión del Gobierno de Navarra de imponer la jornada continua en todos los centros, al amparo de las medidas enmarcadas en la lucha para la contención de la pandemia. La jornada continua, sin embargo, es un asunto altamente controvertido. A los profesores obviamente les encanta, pero los padres se encuentran profundamente divididos. Para muchas familias, la conciliación pasa por que no haya jornada continua. ¿Qué hacen con los niños los padres que ambos trabajan? ¿Los mandan con los abuelos, el colectivo más vulnerable de la pandemia? En las ocasiones en que los padres han tenido que manifestarse votando sobre esta cuestión, antes de la pandemia, siempre se puso de manifiesto una gran división. Es por ello que la decisión de adoptar la jornada continua, decisión que además se tomó en Navarra y no en el resto de comunidades, para muchas familias fue una imposición más al amparo de la pandemia, aprovechando la excepcionalidad de la situación, sin tener por otro lado nada que ver realmente con la resolución de la situación y destinada a quedarse una vez que concluya la situación.
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Mes y pico después de la adopción de la jornada continua los resultados están a la vista. Si la jornada continua se impuso para frenar la pandemia, nos encontramos ante un fracaso absoluto. Tras esta peculiar medida adoptada sólo en Navarra somos la comunidad campeona de España en contagios. Todos los indicadores de alarma se han disparado. En el mejor de los casos se puede decir que la jornada continua no ha servido en absoluto para frenar los contagios, en el peor se puede sospechar que los ha multiplicado.
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Frente a lo que podía haberse temido, los colegios parecen haberse mostrado más bien como entornos seguros. En los colegios y bajo la supervisión del profesorado los niños llevan sus mascarillas, cumplen las normas de seguridad y de hecho seguramente están más seguros que en otros entornos. En cuanto salen de los colegios, por el contrario, si los niños no puede volver directamente a sus casas porque sus padres están trabajando, empiezan a proliferar los escenarios de peligro, ya sea la citada derivación a los abuelos, ya sean las reuniones en casas de padres de amigos, ya sea otras actividades extraescolares menos controladas que los colegios.
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A la vista de los datos la imposición de la jornada continua ha sido un fracaso, ¿pero qué va a suceder ahora? ¿Lo va a reconocer el gobierno? ¿Ha reconocido acaso el gobierno algún fracaso en todo lo que llevamos de pandemia? Y si no se reconoce el fracaso, aunque el fracaso sea como un elefante en los brazos de Chivite, ¿cómo va a producirse una rectificación? Y si la situación ha empeorado por esta decisión y no se rectifica, ¿cómo va a haber una mejora? Y si en todo caso la jornada continua ha resultado totalmente inútil de cara a frenar la pandemia, ¿por qué no se restablece la libertad para que los centros decidan? ¿O es que nunca se trató de frenar al coronavirus sino de imponer despóticamente la jornada continua?
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