Este miércoles 23 de septiembre, NC.tv volvió a emitir un seminario digital en directo. En esta ocasión, en remoto con los Estados Unidos, se discutió sobre el problema del estatismo y el centralismo (incluyendo una pequeña discusión espontánea sobre lo que puede ocurrir en los comicios presidenciales del próximo 3 de noviembre, con referencia al rol que pueden desempeñar o no los partidos minoritarios).
El panel, cuya conversación se mantuvo en inglés, contó con la participación de los siguientes ponentes:
- T. J. Roberts → Consultor nacional del Partido Republicano y estudiante de Derecho en el Salmon P. Chase College.
- John Médaille → Profesor adjunto de Teología en la Universidad de Dallas.
El coloquio resultó ser un intercambio de apuntes de un diagnóstico similar, bajo terminologías y criterios algo «dispares» (por ejemplo, discrepancia sobre la interpretación de conceptos como el individuo, lo voluntario y la libertad).
No obstante, se pueden destacar las siguientes ideas (en cierto modo, conclusiones compartidas):
- Un individuo no puede sobrevivir bajo el atomismo, sino en comunidad.
- La libertad ha de ser defendida en tanto que es un don divino para la buena obra y la libre búsqueda trascendental (junto a la consecución de la Verdad).
- La autoridad y la regla no son un problema per se.
- El Estado moderno ha ido centralizando todo el poder, erosionando el papel desempeñado por los cuerpos intermedios y las familias.
- La monarquía tradicional no tiene nada que ver con el absolutismo centralizador, que tiene mucho más en común con la democracia como la entendemos ahora.
- La institución de la familia es imprescindible para el florecimiento de la sociedad y la prosperidad de los individuos.
- Conviene acabar con las diversas prebendas del Estado a las grandes corporaciones (por ejemplo, subsidios), que responden al llamado «capitalismo de amiguetes».
- El atomismo allana el camino a los ejecutores de proyectos totalitarios.
- El principio de subsidiariedad (reconocido por la Doctrina Social de la Iglesia) implica que los cuerpos y unidades de orden superior no han de obstaculizar la labor de aquellos de orden inferior.
- La coacción de los entes positivistas es letal para la ley natural e instituciones como la familia y los cuerpos intermedios.