Si algo hemos aprendido de la pandemia, en realidad en general de la vida ya bastante antes del coronavirus, es que no nos podemos fiar del gobierno y no nos podemos fiar de los medios, en parte porque el gobierno y los medios en España vienen a ser casi lo mismo. Cuando los medios nos decían allá por finales de febrero y primero de marzo que no había nada de lo que preocuparnos, claramente nos estaban desorientando. ¿Nos informan bien ahora que nos vienen a describir todos los días una situación de pánico y descontrol?
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Un dato interesante a este respecto es el llamado número reproductivo, un dato que el gobierno antes ofrecía diariamente y ahora no. Como mucho, los boletines oficiales diarios ofrecen los datos para que a partir de ellos se pueda calcular. Se trata sin embargo de un dato que semanalmente aparece entre los datos publicados por el Instituto de Salud Carlos III y que, remitiéndonos a la última publicación, depara conclusiones un tanto sorprendentes. Digamos antes que el número reproductivo es el número promedio de casos nuevos que genera un caso primario a lo largo de un período infeccioso. Por encima de 1 los contagios crecen, por debajo de 1 decrecen. Allá por marzo el número reproductivo superaba el 2,5. ¿Cuál dirían que es el número reproductivo en estos momentos con todas las noticias con las que nos están bombardeando? ¿37? Pues resulta que es 1. Para ser exactos, 1,01. Y se trata de una cifra que viene bajando desde mediados de junio.
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Desde luego, como casi todas las mediciones en esta pandemia, el número reproductivo es una magnitud imperfecta, pero no deja de ser sorprendente de este buen dato no se hagan eco en absoluto los medios. Siendo todas las mediciones imperfectas y susceptibles de crítica, las mediciones imperfectas que provocan terror son noticia, las que invitan al optimismo no.
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En el caso de Navarra, vemos que el número reproductivo se encuentra ligeramente por encima de la media y que viene creciendo desde finales de julio. La comparación con la Comunidad de Madrid resulta llamativa porque el número reproductivo navarro es mayor que el de la supuesta “bomba radioactiva vírica”. ¿Dónde acaba la propaganda y dónde empieza la información?
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Como se indicaba desde el principio, el número reproductivo es una magnitud susceptible de ser cuestionada y que debe ser interpretada junto con todo el conjunto de datos disponibles, pero en el conjunto de datos disponibles los hay buenos y malos. En estos momentos, por alguna extraña razón, sólo toca hablar de los malos. O sea, hemos pasado en unos meses de hablar sólo de lo bien que iba todo y que no iba a pasar nada a hablar de lo mal que va todo y que todo son perspectivas negativas. A nadie se le escapa que negar la gravedad de la situación ha tenido funestas consecuencias, pero exagerarla también puede tenerlas si exceder cierto grado de terror ya no aporta más a la seguridad y en cambio paraliza innecesariamente la actividad de la sociedad. O la prepara para ceder derechos y libertades a cambio de un intercambio por seguridad que no es tal.
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