La bolsa habla. Es decir, los mercados hablan. Puede que se equivoque al hablar, o no, pero habla. En el caso de la bolsa española y el IBEX 35 podríamos decir que incluso GRITA. Puede que no lo hagan los sumisos gerentes de las empresas que acuden sumisos a Moncloa, pero lo hacen las cotizaciones de sus acciones. ¿Y qué es lo que gritan? Al menos y muy claramente tres cosas.
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Podríamos decir que para cualquier persona familiarizada con la inversión bursátil la siguiente gráfica señala las tres cuestiones que vamos a remarcar de una manera evidente y rotunda, pero lo cierto es que no hace falta ser una persona familiarizada con la bolsa para verlo. Tan evidente es y tan rotundo. Incluso antes de que sigan leyendo, nada más ver la imagen, probablemente lo vean ustedes mismos de inmediato.
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Lo que acaban de ver es la gráfica con la evolución del IBEX35, el índice representativo de las 35 mayores empresas de la bolsa española, durante el último año y hasta el día de ayer. Hoy a lo mejor hay una fuerte subida de la bolsa, pero no cambiaría en absoluto lo sustantivo. ¿Cuáles son las tres cosas, por no decir las tres verdades, que los mercados y los inversores nos gritan frente a los medios y los políticos?
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La primera de ellas es que la economía española ha sido brutalmente golpeada por los efectos económicos derivados de la pandemia. O sea, todos percibimos que hay un impacto, pero el IBEX35 (y eso que muchas empresas del IBEX tienen buena parte de su negocio fuera de España) nos dice que el impacto es BRUTAL. Sólo así podemos calificar una caída del IBEX del 30%, tan brusca además. Esto supone una enorme pérdida de patrimonio para millones de ahorradores, pero es que aquí lo preocupante no es sólo el daño directo sobre los ahorros e inversiones de las familias que invierten en bolsa, fondos o planes de pensiones, sino lo que refleja esta caída de la bolsa: una caída salvaje de la economía real. No hablamos por tanto de un daño limitado a los que invierten en bolsa, aunque directa e indirectamente sean millones de ahorradores españoles, sino que ese daño sólo es un reflejo y efecto secundario sobre el valor de las principales empresas del destrozo económico al que se enfrentan todos los españoles en la economía real, inviertan en bolsa o no.
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La segunda cosa que nos grita la gráfica es que claro que esto se veía venir y claro que se podían y debían haber tomado medidas mucho antes, ya fueran de aislamiento y contención (como no celebrar el 8M) o de adquisición de mascarillas, trajes EPI y material y equipo sanitario para tratar al previsible flujo de pacientes. En concreto, la gráfica señala el momento justo en que comienza el desplome bursátil, lo cual nos retrotrae a poco más de mediados de febrero. Desde mediados de febrero los mercados en general, y por supuesto la bolsa española, venían avisando de que se acercaba un tsunami devastador. El gobierno no puede alegar desconocimiento salvo que el gobierno no se entere de que se está produciendo un desplome de las bolsas mundiales. Tampoco puede decir que nadie podía prever lo que pasó porque todos los mercados y los inversores, al menos desde mediados de febrero, ya lo estaban previendo.
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La tercera cosa que nos expresa a gritos la gráfica del IBEX es que en la economía española sí que no hay rebrotes. Tras la caída inicial, en la bolsa española no se aprecian señales de recuperación. La recuperación de la bolsa tras la caída inicial es casi inexistente. Si es por lo que dicen los inversores, nos enfrentamos a una recesión en forma de L, no de V, ni de W, ni de logo de Nike.
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Hay una cuarta cosa que también los mercados nos dicen a gritos, pero en este caso tenemos que salirnos del ámbito del IBEX y de la bolsa española porque esta cuarta cosa que se nos grita se aprecia precisamente al comparar lo que sucede con las bolsas de otros países. Significativamente el DAX30 alemán o el SP500 estadounidense.
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Como puede observarse, tanto la bolsa alemana como la estadounidense han experimentado una enorme sacudida a causa de la pandemia, igual que la española y exactamente en las mismas fechas. El problema es que la bolsa alemana y la estadounidense han recuperado ya los niveles previos a la pandemia, o incluso los han superado. Es decir, los mercados vuelven nuevamente a lanzarnos un grito y este grito es que España, incluso con las ayudas de la UE y las nuevas tolerancias a los límites de endeudamiento (o acaso en parte por ello), con este gobierno neocomunista y orwelliano se descuelga de la recuperación económica del resto del mundo. En realidad puede que los mercados hayan sido demasiado optimistas con las expectativas de la recuperación global y se produzca una corrección, pero en tal caso podemos estar bastante seguros de que la bolsa española no iría en dirección contraria en una nueva corrección, por el contrario ahondaría en su descalabro particular. En cualquier caso no se trata aquí de intentar un vano ejercicio de futurología, puede que hasta sea buen momento para invertir en según qué, sino de comprobar el análisis y la retrospectiva de los mercados, frente al de los medios y el gobierno, hasta el día de ayer.
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