Navarra Confidencial no será seguramente un medio sospechoso de estar al servicio del gobierno socialpodemita. No obstante, el gobierno tiene razón en una cosa en relación con el coronavirus. Y si la tiene, pues hay que dársela. En lo que tiene razón el gobierno es en que la situación actual no tiene nada que ver con la de los meses de abril o marzo. No estamos, al menos todavía, en un rebrote que nos ha devuelto a aquella situación, los datos son bastante incontrovertibles respecto a eso y caer en un pánico injustificado sería tan erróneo como cuando se cayó en una complacencia ridícula hasta la tardía declaración del estado de alarma. Desde entonces mucho de lo que venimos viendo es en buena medida una especie de mecanismo de compensación por aquello. Pero interesa observar los datos en su crudeza para evitar el resbaladizo terreno de los meros juicios de valor.
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Por alguna extraña razón, la única gráfica sobre la que todos los medios ponen el foco todos los días es esta, la de la cifra de contagios. A la vista de esta gráfica efectivamente parece no ya que estamos en pleno rebrote, sino que estamos incluso peor que en los meses de marzo y abril. ¿Pero sabemos interpretar correctamente lo que dice esta gráfica o ponerla en contexto antes de dejarnos llevar por el pánico y la desesperación?
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En relación a la necesidad de poner los datos en contexto, en primer lugar es necesario recordar que allá por los meses de marzo y abril no se hacían test PCR. Es decir, tan sólo se contabilizaban como contagiadas las personas que acababan en la UCI de un hospital o incluso muertas. Prácticamente el 100% de los asintomáticos quedaban fuera de las estadísticas. Por tanto no tiene ningún sentido comparar la cifras de contagio actuales con las del principio de la pandemia. Lo único que nos indica la gráfica anterior es que ahora se hacen muchos más test que entonces y, lógicamente, se detectan muchos más positivos.
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Sólo entendiendo que ahora no hay más contagiados, sino muchos más positivos que antes pasaban inadvertidos, puede entenderse esta otra gráfica que es la de la cifra de muertos. ¿Dónde está el rebrote en esta gráfica? ¿Por qué no hay un rebrote en la cifra de muertos equivalente al rebrote en la cifra de contagiados? Obviamente porque en realidad no hay más contagiados sino más contagiados a la vista. Si los muertos son, pongamos por caso, un 1% de los contagiados, lo que se deduce si ahora hay 100 muertos a la semana y antes había 6.000 es que ahora hay 10.000 contagiados y antes, aunque no los detectáramos, había 600.000.
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Si l gráfica anterior muestra con bastante contundencia que no estamos ante un rebrote de fallecidos comparable al brote de marzo o abril, ¿por qué nunca nos enseñan esa gráfica? ¿Por qué sólo nos enseñan la anterior? La única explicación lógica parece que tratan de asustarnos y presentarnos una situación peor que la real para que nos pongamos la mascarilla, para que mantengamos la distancia social, nos lavemos las manos con gel, no participemos en grandes reuniones, etc. El problema con esta forma de contar las cosas son dos efectos indeseados.
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Primero que la situación que nos están pintando no es real. No es la verdad. O por lo menos no es toda la verdad. Seguramente nos mienten con buena intención, por nuestro propio bien, pero tratándonos como un rebaño de disminuidos incapaces de valerse por sí mismos con la verdad. Por otro lado, los que se han arrogado el papel de pastores del rebaño no es que hace unos meses, cuando llegó el lobo, estuvieran a la altura como cuidadores del rebaño. Por el contrario, si en algún momento un grupo ha parecido un rebaño de disminuidos incapaces de desenvolverse con eficacia con la verdad han sido precisamente ellos. Ellos y sus terminales mediáticos. Para ser realistas, nadie ha demostrado que los españoles nos comportemos peor cuando se nos dice la verdad que cuando se nos miente, por lo que mentirnos no puede estar justificado por este motivo y acaso por ninguno otro.
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El segundo efecto indeseado de exagerar la magnitud del rebrote es que la población puede caer en un estado de desesperación, pensando que las mascarillas y las medidas de precaución no sirven para nada, que da igual llevar mascarilla o no porque total nos estamos infectando igual que cuando el gobierno nos recomendaba no usar mascarilla. La realidad, sin embargo, es que hemos vuelto a retomar no toda la actividad anterior, pero al menos una parte importante de ella, y hay contagios y muertos, pero mucho menos que al comienzo de la pandemia. O sea, que las mascarillas, las distancias, los geles y las medidas que en general se están tomando muestran una eficacia apreciable. No para erradicar el virus, pero sí para evitar un escenario como el de los primeros meses del año.
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Naturalmente todo esto no excluye que pueda haber un rebrote más grave si nos descuidamos, por lo que hay que estar vigilantes hasta que tengamos una vacuna dentro de no ya tanto tiempo, ¿pero necesitamos que nos mientan y nos aterroricen para no descuidarnos? ¿Por qué nos tratan como si no pudiéramos hacer las cosas correctamente sabiendo la verdad? ¿Aplican esta misma teoría a otras muchas cosas que no son el coronavirus? ¿Nos dicen alguna vez la verdad?
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https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/Actualizacion_196_COVID-19.pdf
2 respuestas
Nos mienten. Nos llevan como lleva un perro que ladra a un rebaño de ovejitas. Ya va siendo hora de que las ovejitas empiecen a ignorar al perro.
sí, utilizan el arma de la exageración y la falsedad para generar terror e intentar que se obedezcan todas las normas huyendo del sentido común.
artículo bastante atinado y razonado.