No le han dado tiempo a bajarse del tren con la maleta. Jose Ignacio Munilla, nuevo obispo de San Sebastián, se enfrenta a un sorprendente manifiesto contra su designación firmado por 11 de los 14 arciprestes y el 77% del clero guipuzcoano. No se puede atribuir el rechazo manifestado al obispo a nada que éste haya hecho puesto que, materialmente, aún no ha tenido tiempo de hacer nada.
Lo que sí se puede examinar, por el contrario, es la labor del clero guipuzcoano. La misión de la Iglesia, en último término, es difundir el Evangelio. La labor del clero, por tanto, fracasa en la medida en la que el número de creyentes decrece o bien lo que se difunde no es el Evangelio. Pueden suceder ambas cosas en el peor de los casos. Desde este punto de vista, saltan a la vista en Guipuzcoa lo pobres resultados. Desde 1996, viene cayendo de una manera pronunciada entre los jóvenes de entre 15 y 29 años el número de católicos. Con una caída del 41% en el número de católicos no practicantes, y del 61% en el caso de los católicos practicantes, cualquier empresa plantearía un cambio si esto fuera una cuenta de resultados. Según la última encuesta del CIS, por contraste, en el conjunto de España se consideran católicos un 76,6% de los jóvenes entre los 15 y los 29 años.
Ante estas cifras la insólita reacción inmovilista de un 77% de los párrocos, más que perjudicar al nuevo obispo, vendría a confirmar la urgente necesidad de un cambio.
¿Nacionalistas o heterodoxos?
El manifiesto emitido y el rechazo al nuevo obispo ha sido generalmente interpretado en términos de nacionalismo o no nacionalismo. Sin embargo, no es incompatible un cierto sentimiento nacionalista con el sacerdocio. Lo que sí resulta insólito y heterodoxo es que el 77% de los párrocos, con una manifiesta falta de competencia para hacerlo (es al Vaticano a quien corresponde el nombramiento) acuerden rechazar al obispo. En esa línea también podrían reunirse para rechazar a otro párroco, a un cardenal, a la alineación titular de la Real Sociedad o al cuarto mandamiento.
Un sacerdote querido en Zumárraga.
Lo cierto es que el día 9 de enero, cuando José Igancio Munilla tome posesión del cargo como obispo, se sabe ya que varios autobuses partirán de Zumárraga para acompañarlo. Munilla fue durante muchos años sacerdote en Zumárraga, donde se ganó el respeto de la localidad por su buen hacer y su compromiso con el Proyecto Hombre. El nuevo obispo, de momento, calla, reza y medita prudentemente sobre el siguiente paso en su dificilísimo trabajo.
2 respuestas
Rezo por él y también por ellos que, por lo menos, han sido fieles a su ministerio mientras otros lo abandonaban.
Bueno pues la verdad es que si yo fuera el obispo, que por suerte no lo soy (ni llegaré a serlo nunca, por razones obvias…)ejercería de verdad la figura evangélica del pastor que cuida de sus ovejas y que las defiende del ataque de los lobos.Por lo tanto Sr. Obispo, ¡leña con el callado a los lobos, hasta que aprendan el catecismo o rompan la cadena! Si al final es mejor inaugurar un canal de TV, por TDT (eso sí), denominado «Mis misas…» y todos los fieles los domingos a verlas en la parroquia, el que quiera comulgar, (para eso se elige de entre los fieles al/la mas caracterizado o caracterizada y se le/a ordena de menores, subdiácono, que no necesita ir al Seminario) o en casa y, todos a la misma hora, con el mismo pastor, la misma homilia y lo mejor, no hay que soportar los rollos del párroco con el que además hay que verse con él casi todos los días por la calle.
Ánimo D. José Ignacio, seguro que tembién desde Palencia le acompañarán. En esa tierra, de verdad, son parcos en palabras pero grandes en hechos. ¡Ah! y además, no presumen.