Uno de los sucesos relevantes de este verano ha sido la excarcelación por parte de Francia -alegando motivos médicos- de Josu Ternera, el histórico líder de ETA responsable durante muchos años de la sangre vertida por toda su tropa de asesinos. En realidad, para ser precisos, el suceso relevante no fue tanto, o no sólo, la excarcelación de Ternera como la reacción de Bildu, publicando un tuit en el que se le convertía en víctima de la crueldad inhumana de los estados español y francés, se evitaba toda condena hacia él y se le mandaba un abrazo. Literalmente. Este tipo de tuits, por otro lado, no los publica un partido sin haberlos antes pensado. De hecho tampoco ha existido ningún tipo de rectificación posterior. Ni se le ha exigido tampoco. Ni se la pueden exigir a la izquierda abertzale quienes dependen de ella para mantener sus asientos.
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Obviamente es grave que el jefe de la ETA vaya evitando penas a cuenta de un cáncer que data ya al menos de 2005. Ternera ha cumplido mucho menos tiempo de pena que de cáncer. O de supuesto cáncer. Desde luego es un hecho cierto que no se trataba de un cáncer terminal cuando se le empezó a dar publicidad. Cuestionar el cáncer de Ternera, por otro lado, o al menos su utilización política, es un hecho justificable porque ya desde aquellas lejanas fechas se apelaba al cáncer de Ternera para avalar que se le tendiera un puente de plata, para presentarle como un pobre moribundo que ya sólo pensaba en la Euskal Herria celestial, o para sobreimprimir el retrato de un pobre hombre consumido por la enfermedad sobre el del asesino, tratando de sustituir el rechazo por la piedad. Las concesiones a un etarra enfermo eran menos concesiones. Las negociaciones menos negociaciones. Las claudicaciones menos claudicaciones. Por supuesto ya vemos que el moribundo no era tan moribundo. ¿Lo es acaso al menos ahora? Desde luego algún día morirá, pero lleva ya más de 15 años utilizando su moribundez. Por lo demás todos sabemos la mala suerte que tienen todos los presos de ETA con la salud. Los etarras son el grupo humano de salud más delicada en la historia de la medicina. Al parecer no hay ni ha habido jamás ni uno al que, por motivos de salud, no haya sido inhumano meterlo en la cárcel. Si les hubiera hecho falta hacer un reconocimiento médico antes de entrar en la banda, la ETA jamás hubiera existido. Los defensores de la ETA, defensores por tanto de la pena de muerte, por otro lado jamás condenaron que las penas aplicadas por la ETA fueran inhumanas. Sin embargo, lo único fuera de toda duda en esta historia es que quien aplicaba penas inhumanas a sus víctimas, sin juicio y sin defensa, era precisamente Josu Ternera, el receptor de los cariños y los abrazos de Bildu.
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Si la mera salida de Ternera de la cárcel ya es un hecho grave, más aún lo es que un partido político se solidarice con él, lo victimice y lo abrace. Además no un partido político cualquiera, sino el segundo más importante de la CAV, el que ha llevado a la presidencia a Pedro Sánchez, el que ha llevado a la presidencia a María Chivite, el que condiciona constantemente toda la política foral y nacional. La pata sin la que el socialismo se cae a pedazos.
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Preguntada por el tierno abrazo de Bildu al asesino Ternera, Chivite se limitó a declarar que “me parece rechazable”, pero que “seguiremos haciendo ese dialogo con las formaciones de todo el arco parlamentario”. Si se fijan la conclusión es la misma que si le hubiera encantado el abrazo. El rechazo de Chivite a Bildu es un rechazo sin consecuencias. Gestual. Floral. Totalmente teatral. Lo mismo se puede decir de Pedro Sánchez.
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Ni siquiera es que el PSN o el PSOE no tengan otra opción que pactar con Bildu. Tanto en Navarra como en el conjunto de España sería posible un gobierno diferente, sin Bildu, sin extremismos, sin golpistas, sin gente que manda sus abrazos a asesinos. Los compañeros de viaje de Chivite o Pedro Sánchez son los que ellos libremente y teniendo otras alternativas han elegido.
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Como consecuencia de todo ello, Bildu se ve lo bastante fuerte como para publicar el tuit y mantenerlo. Sabe que se lo puede permitir. La izquierda abertzale se encuentra ya totalmente normalizada y no ha tenido que hacer nada para ello, ni siquiera renegar de los asesinos como Ternera y de las efusiones públicas hacia ellos. La única duda es si publicaron la primera foto de Ternera que encontraron o si intentaron buscar la foto en la que tuviera menos cara de asesino zumbado y, no obstante, la mejor que consiguieron fue la que al final publicaron.
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