Qué fue de…

Era noviembre de 2018, hace por tanto más de año y medio, gobernando aún el cuatripartito, cuando la entonces consejera de Educación, María Solana, denunciaba ante la Policía Foral la llegada a su departamento de varios anónimos “con amenazas y material pornográfico”.

X

x

La consejera explicaba que se trataba de “amenazas, cosas que no se pueden consentir”, y que aparte de los anónimos dirigidos a ella la técnica de Igualdad del Departamento y responsable del programa SKOLAE había recibido a su nombre un envío que “suplantaba en el remite a un centro público” y que contenía “un CD con pornografía”.

x

Solana denunciaba además que se había visto obligada a llevar escolta policial desde junio y que su gabinete había sido allanado “en tres ocasiones”, dejando los asaltantes en su despacho “mensajes fascistas” y “amenazas”. La consejera explicaba que “No lo quise hacer público, pero es así”.

x

La ahora ex-consejera decidió trasladar todos estos hechos a la Policía Foral, hacer público que se los había trasladado y mezclarlos con las críticas que estaba recibiendo SKOLAE, como mutualizando la responsabilidad de estos hechos y ensuciando con ellos a todo el que cuestionara su gestión: “Hemos sido objeto de un marcaje en el Parlamento desde el minuto uno de la legislatura, pero ahora también están superando todos los límites”, se aseguraba desde su gabinete.

X

De todo este oscuro episodio nada ha vuelto a saberse pero un año y medio después las investigaciones deben estar avanzadísimas y el cerco al autor o autores debe ser sumamente estrecho. Interesaría de hecho que se identificara al o los responsables porque no faltaron quienes sospecharon que todo fue una falsa bandera, no necesariamente organizada por la consejera, pero acaso por alguien deseoso de victimizarla y proporcionar un material que pudiera servir a Solana, como efectivamente hizo, para manchar a todos aquellos que se oponían a SKOLAE. Con antecedentes como el “¡Asirón ejecución!”, tampoco puede resultar tan extraña esta suspicacia. Suspicacia alimentada por otro lado por elementos del relato como que se había entrado no una, ni dos, sino tres veces en el despacho de Solana que, para empezar, se le supone sometido a cierto control y vigilancia, como para que cualquiera pueda acceder al edificio y hasta al despacho como Pedro por su casa, pero menos aún tras dos allanamientos anteriores. En el momento en que la consejera hizo pública la investigación, seguramente el anónimo dejó de actuar y la vigilancia quedó condenada a ser infructuosa. La denuncia pública, eso sí, ya que no localizar al responsable permitió a la consejera intentar al menos desacreditar a sus críticos.

X

Pasado más de año y medio lo que tenemos es que nada se sabe de aquella investigación ni del fantasma que entraba y salía del despacho de Solana, pero en cambio el TSJN ha declarado nulo de pleno derecho todo el programa SKOLAE. Es decir, no es que sea un programa con algunos problemillas formales, sino que es nulo de pleno derecho desde el principio. En realidad sería estupendo que se encontrara al autor de los anónimos para arrojar algo de luz sobre todo este asunto y para que se concretara la responsabilidad sobre el culpable sea quien sea, en vez de ser una mancha injustamente esparcida sobre todos los críticos de SKOLAE. O sea, seguramente ningún detractor de SKOLAE dejaría de condenar estos hechos si fueran ciertos y atribuibles a un opositor a SKOLAE. Lamentablemente todo sugiere que el caso va a quedar en el limbo. También parece que a nadie le preocupa demasiado que se quede en el limbo.

X

x