Incluso dentro del centro-derecha parece que la semana pasada se produjo un cierto debate respecto a si Cayetana Alvarez de Toledo hizo bien o hizo mal en recordarle a Pablo Iglesias que su ilustre abolengo es la militancia de su padre en una organización terrorista. Que si nos pierden las formas, que si el foco de debate deja de estar en Marlaska… Sin embargo, es importante no dejar pasar estas cosas. El pasado del padre de Pablo Iglesias es, pese a lo que pudiera parecer, una cuestión de fondo. Las cuestiones de fondo son asuntos en los que no se puede ceder terreno o uno acaba jugando siempre en el campo del rival con las reglas del rival. ¿O no se ha dado cuenta de eso la derecha con materias como la memoria histórica? ¿Cree la derecha que la memoria histórica no juega un papel electoral relevante en el presente? Pues bien, el asunto de la militancia del FRAP por parte del padre del líder de Podemos claramente es un asunto de fondo que entra dentro del capítulo de memoria histórica, uno de los debates más importantes que la derecha debe dar para evitar jugar en un campo en el que, ya antes del silbido inicial, el equipo de la izquierda sea el de los santurrones izquierdistas y el equipo de la derecha, como diría Cervantes, el de los hijosdeputa.
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Que el padre de Pablo Iglesias era un miembro del FRAP ha quedado totalmente acreditado porque Pablo Iglesias así lo ha señalado en varias ocasiones, incluso por escrito, y por otro lado tampoco se ha desmentido. Lo que se ha intentado en estos días es presentar al FRAP como un grupo de luchadores por la libertad que usaron legítimamente la violencia para luchar contra una dictadura. Es más, poco menos que deberíamos la libertad actual, o al menos la de la vieja normalidad, a la ETA y a los luchadores del FRAP, los cuales sin embargo se opusieron frontalmente a la Transición.
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El argumento es ridículo para cualquiera que sepa algo del FRAP, ¿pero quién sabe algo a estas alturas de lo que fue el FRAP? Es por ello que merece la pena desempolvar algún documento que nos revele la verdadera naturaleza del FRAP y que en absoluto se trataba de un grupo de luchadores por la libertad. Obviamente eran enemigos de Franco, como la ETA, pero eso los convierte en amigos de la libertad. Un nazi y un comunista son enemigos entre sí, se matan entre sí, pero ninguno es amigo de la libertad ni lucha por ella.
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En el caso del FRAP, interesa recordar que esta banda terrorista era el brazo político del PCE (m-l), o Partido Comunista de España (marxista-leninista). Este partido era una escisión enfrentada al PCE de Carrillo al que consideraban un posibilista y un traidor que flirteaba con los sectores aperturistas del régimen franquista. El PCE (m-l) reivindicaba la ortodoxia estalinista, el maoísmo y particularmente el modelo dictatorial albanés de Enver Hoxha. Durante 46 años, Albania fue una especie de cápsula de tiempo en el corazón de Europa de la que el país salió en 1992 igual de lo que entró en 1946. De hecho, Albania sigue sin recuperarse de aquello. Durante casi medio siglo Albania fue una granja comunista militarizada, carente de libertad, sanguinariamente reprimida, hambrienta, retrasada y tercermundista, pero absolutamente fiel a la ortodoxia comunista. Pues bien, ése era el modelo de país que el FRAP quería implantar en España. La organización a la que pertenecía el padre de Pablo Iglesias no mataba personas para traer la libertad, sino para imponer una dictadura comunista como la albanesa. Desgraciadamente para los Iglesias, todavía se pueden encontrar en la red evidencias documentales que así lo demuestran, como las copias digitalizadas de los cuadernos marxistas-leninistas que editaba el PCE (m-l). Esta es la verdad y no la neoverdad que nos intentan imponer, como si el padre de Pablo Iglesias militara en una organización de socialdemócratas noruegos.
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Dox
Documentos íntegros:
https://ddd.uab.cat/pub/ppc/cuamarxlenin/cuamarxlenin_a1971m4-6n6.pdf
https://ddd.uab.cat/pub/ppc/cuamarxlenin/cuamarxlenin_a1971m4-6n4.pdf