Que llega, que llega…

Hace varios días que la tele de mi casa lanza un mensaje diciendo que el día 10 de Diciembre la cosa se va a apagar, y que si no compro no se qué aparato, dejaré de ver lo que por allí echan. Circunstancia que me trae sin cuidado, y aparato que todavía no he comprado.

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos establece como derechos inalienables de cualquier persona la vida, la libertad y el pursuit of happiness (búsqueda de la felicidad). Quizá por ello allí estén los mayores gurús y los mejores centros de investigación sobre la felicidad.

Seguramente los nombres de Robinson y Martin para muchos no son más que dos exjugadores del Osasuna, pero además son dos de los más reputados profesores de la Universidad de Maryland en temas de Sociología. Tras treinta años de observación acaban de publicar un estudio que viene a relacionar la felicidad con el consumo de televisión. Así a lo bestia han descubierto que la gente que no es feliz es la que más ve la tele, mientras que la gente más feliz prefiere gastar su tiempo en otras cosas como leer, alimentar un blog, actividades sociales, voluntariado… Esto no quiere decir que la televisión haga infeliz a la gente. Pero tampoco no quiere decirlo. La gente que se traga «todo lo que ponen» suele ser gente infeliz que encuentra en la pantalla una vía de escape a su malestar íntimo.

Pero los profesores han centrado parte de su estudio en correlacionar estos dos elementos con la crisis económica que nos azota. Y afirman que en tiempos de vacas flacas la gente ve más la televisión. Tienen menos razones para estar a gusto íntimamente y el consumo televisivo se dispara. La gente no se encuentra bien, no sabe qué hacer con su tiempo libre, el día se le hace interminable y recurre a la tele como vía de escape, como una medicina más.

Pero cuidado porque esta medicina genera adicción. Y la adicción no es buena. Dice el Profesor Martin que provoca misery and regret en el largo plazo, que aunque usted no sepa lo que significa, no suena muy bien ¿verdad?. Y además el círculo es vicioso: el infeliz ve la tele porque es infeliz, pero esa tele le provoca más infelicidad, por lo que ve más televisión… La gente feliz, según Robinson es mucho más activa socialmente: atiende a los servicios religiosos, colabora con su comunidad, vota más, lee más los periódicos y gusta de leer buenos libros.

En USA han surgido varios movimientos de «Apaga tu televisión» (www.turnoffyourtv.com, www.tvturnoff.org, www.trashyourtv.com). Pero claro, allí sus políticos, como tercera cosa que tienen que hacer es fomentar la felicidad. Aquí, nos ponen más teles para que nos preocupemos menos, para que leamos menos, para que pensemos menos…

… no vaya a ser cosa que pensemos y nos demos cuenta que los que nos mandan son… lo que son.

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