En estos momentos, la celebración o no el sábado del Congreso del PP en Navarra depende del juzgado de primera instancia número 50 de Madrid. Un juez deberá determinar si, como solicita Nieves Ciprés, el Congreso se suspende como medida preventiva hasta que del estudio a fondo de las alegaciones surja una sentencia definitiva. Suele solicitarse esta medida cuando de la realización del acto cuya suspensión se solicita, caso de celebrarse, se derivaran situaciones difícilmente reversibles si se estimara posteriormente la reclamación de la demanda judicial presentada.
Entre las posibles opciones, puede ser que la Justicia determine o no la suspensión cautelar del Congreso, lo cual sin embargo no determinaría forzosamente el sentido posterior del fallo. No dejaría de resultar sorprendente, en todo caso, que el anhelado y varias veces retrasado Congreso quedara suspendido judicialmente a pocas horas de ser celebrado. Así lo considerarían sin duda, con gran menoscabo para el PPN, tanto los medios nacionales como los medios navarros.
La peor de las situaciones posibles para la candidatura de Santiago Cervera sería que la Justicia determinara la validez de los avales suficientes de Nieves Ciprés y, por tanto, de su candidatura alternativa. En tal supuesto, sería nulo el Congreso del PPN caso de haberse celebrado incluyendo todos los nombramientos que se hubieran producido. Nieves Ciprés aparecería como una víctima y el escándalo nacional sería mayúsculo.
En el otro extremo, la Justicia podría determinar (con o sin suspensión previa del Congreso) que Nieves Ciprés carece de los avales válidos necesarios.
En todos los casos, cualquier solución habrá desgastado más al PPN que la celebración normal de un Congreso fuera con uno sólo o con dos candidatos.
Resultaría inasumible tanto que se hubieran cometido irregularidades para que alguien pudiera convertirse en candidato sin los avales necesarios, como que se hubieran cometido irregularidades para reventar la candidatura de un aspirante suficientemente respaldado. Esta segunda posibilidad, no obstante, sería más hiriente para el PPN en tanto que implicaría no ya al otro candidato, sino al propio partido como organizador del Congreso.
Lo más surrealista del caso es que el número de avales iniciales presentados auguraba aún con dos candidaturas la victoria clara de uno de los candidatos. De algún modo, sin embargo, con o sin culpa el PPN se las habrá apañado para llegar al nombramiento de su presidente o presidenta del modo imaginable que más le pueda haber desgastado. Todo ello a año y medio de las elecciones sin tener siquiera un candidato, que además no tiene porqué coincidir con el presidente y que en todo caso será nombrado desde Génova.
El PPN -todo el PPN- tendría que reflexionar acerca de qué se ha hecho mal, o qué no se ha hecho, para llegar a ser ahora mismo el PPN que Yolanda Barcina hubiera pedido en su carta a los Reyes Magos.
