Seguimos bajo lo que supone un Estado de Alarma, aunque la «hibernación económica» ya no sea tal en y se esté levantando la veda a determinadas modalidades de paseo o ejercicio físico que un individuo pueda realizar (en pro de su salud física y emocional).
Se nos dice que hay mejoras a la vista de los datos oficiales, aunque no es el motivo de este artículo enredarme en una discusión de cifras (si bien es cierto que no se nos dice la verdad, por mero interés político y de élite, aunque por otro lado, para otros fines, haya tergiversaciones en otros sentidos).
Pero no se está prestando tanta atención como es debido a la salud mental (ante lo que se considera como «pandemia» del coronavirus codificado como COVID-19). Pero de cara a esto no hace falta limitarse a lo que está ocasionando todo el bagaje de medidas políticas adoptadas bajo estos pretextos.
De todo esto se hablará a lo largo de este artículo.
¿Puede desaparecer el Síndrome de Estocolmo de los manuales de diagnóstico?
Por mucho cientifismo que pregonen algunos, no deja de ser cierto que determinados manuales de diagnóstico están bastante sujetos a la ingeniería social que sustentan determinadas ideologías. Prueba de ello es la progresiva «despatologización» de la transexualidad (negación del sexo biológico).
Puede que esto no tenga nada que ver con lo que respecta a la pandemia. De hecho, nadie lo ha planteado. Pero no deja de ser cierto que hay bastantes casos de Síndrome de Estocolmo que están pasando completamente desapercibidos.
Hablamos de algo que el Manual Estadístico y Diagnóstico (en inglés, por sus siglas, DSM) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (este actualmente tiene vigente su quinta versión) como un trastorno disociativo no especificado.
Esta tipificación resultó de un atraco en sede bancaria en Estocolmo (Suecia), en el que días después, una de las rehenes (empleadas de la entidad en cuestión) había desarrollado una inexplicable relación de afecto y afinidad con el atracador y secuestrador.
Ahora bien, en este caso no hablamos de una casuística similar. Más bien hablamos de algo que el adoctrinamiento y la «falsa inseguridad» nos impiden ver (complican la cosa más) y que se ve intensificado a medida que optamos por no tener presente a la Divina Providencia.
No son pocos quienes aún siguen creyendo en el PSOE y PODEMOS así como en el socialismo en general, pero no solo a pesar de las continuas mentiras pretendidas y actitudes negligentes (tomadas previamente a risitas por parte de algunos carguitos).
Más bien, nos estamos refiriendo al hecho de ver bien las regulaciones masivas de precios, las subidas de impuestos, el confinamiento masivo indiscriminado, el endeudicidio y las trabas a la creación de puestos de trabajo.
Y, sin duda, el estrangulamiento político y económico que aplica el Estado sobre la sociedad no solo está ocasionando perjuicios económicos (esto me preocupa, pero sin un criterio economicista, sino como parte importante del florecimiento de una sociedad).
Varios expertos en psiquiatría están advirtiendo de que habrá una demanda más elevada de atención psicológica y psiquiátrica, ya que el confinamiento (no menos cuando hay una desesperación por ruina económica) está disparando los intentos de suicidio, el estrés, la ansiedad y la depresión.
Poder atravesar serias dificultades para llegar a fin de mes o mantener a tu familia, o vivir completamente aislado, sin contacto con ninguna tercera persona, puede perjudicar muy notoria y considerablemente el estado normal de salud mental de una persona.
Aún así, aunque ya esto no implique avalar en la totalidad la política económica del actual gobierno central, incluso lo que está a la derecha de la izquierda sociológica española ve con buenos ojos cierta esencia de estrangulamiento político.
Por lo tanto, si bien uno no sabe qué ocurrirá con los manuales de diagnóstico psiquiátrico, está claro que tenemos una sociedad que, en mayor o menor medida, a su manera, confía bastante en el artificio revolucionario y liberticida del Estado, y solo se limita a dar aplausos borreguiles.
Un comentario
Señores de Navarra Confidencial.
Ustedes como periodistas y conocedores sabrán de las estrategias de control que tienen en la punta de la pirámide oculada.
El método (Problema-Reacción-Solución)
Entre otros los pone siempre en el ojo de la tormenta ya que son los creadores de los problemas, no hay que perder el tiempo con derechas o izquierdas ni con partidos políticos (observar que el nombre partido hace mención a un trozo, cuando debería ser un entero que nos involucre a todos).
Siempre pero siempre manipularon la información, o no recuerdan que la iglesia mantenía en secreto al Péndulo de Foucaut porque mostraba que la tierra giraba.
Un saludo
Carlos Amigo