Las mascarillas Garry Galaxy del gobierno son coronavirus friendly

Respecto a otro gobierno podría decirse que es lento pero seguro. En el caso de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son sólo lentos. La última metedura de pata ha sido la compra en China de un lote de 400.000 mascarillas que han resultado otro fiasco, al punto que han tenido que ser retiradas y, peor aún, han desencadenado la puesta en cuarentena de 1.000 sanitarios.

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En el caso de Navarra, recibimos cerca de 50.000 mascarillas de este lote disfuncional del que ya se han recuperado para devolverlas el 90%. El sindicato de Enfermería de Navarra SATSE ha puesto el grito en el cielo primero por la distribución de este material defectuoso, pero también porque “se ha cometido una gravísima tardanza en la retirada de las mascarillas defectuosas, de más de cinco días, desde que se diera la voz de alarma, el pasado domingo 12 de abril”. Más allá de las declaraciones, el sindicato anuncia que va a denunciar ante la Inspección de Trabajo y el Instituto Navarro de Salud Pública y Laboral al Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea por el riesgo al que ha sometido a los profesionales que trabajan en Navarra frente a COVID19.

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En la historia de estas mascarillas de la «conocida» y «prestigiosa» marca china Garry Galaxy (nótese la ironía), no hay un sólo eslabón de la toma de decisiones en la que parezca que se han hecho bien las cosas. En primer lugar la propia compra del material, ya se ve que totalmente inusable. En segundo lugar que ese material, además de inusable, no se advirtiera tras comprarlo que lo es. Es decir, se distribuyó a los hospitales y los sanitarios sin haber hecho ninguna comprobación. En tercer lugar, una vez conocida la inutilidad del material parece que se ha tardado una inexplicable cantidad de tiempo en reaccionar y retirarlo. Todo ello abunda en el enorme número de sanitarios contagiados que en España superan los 31.000 según las cifras oficiales.

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Pero las cifras oficiales son mentira. No a todo el personal sanitario se le han realizado test para conocer su estado, por lo que la cifra real podría ser mucho mayor que la oficial. Por otro lado los test realizados tampoco siempre han sido los más fiables, porque también la compra de test ha sido ineficaz. Incluso dando por buenas las cifras oficiales, de 200.000 contagiados es un escándalo que 31.000 sean personal sanitario, el 15,5%. Salta a la vista que las denuncias sobre la falta de material de protección del personal sanitario no carecen de fundamento. Paradójicamente, las únicas mascarillas seguras que parece capaz de conseguir el gobierno son las que le incauta a las empresas privadas. El problema de la incautación es que las empresas pueden dejar de comprar guantes, geles y mascarillas para sus trabajadores si ven que el gobierno se las quita, lo que aparte de dejar a los trabajadores desprotegidos dejará también sin mascarillas al gobierno, que no parece muy capaz de conseguir buenas mascarillas salvo incautándose de las que consiguen los demás.

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La crisis del coronavirus ha demostrado al menos dos cosas. Primera que la libertad de que la gente pueda opinar o salir libremente de sus casas es muy peligrosa para la salud. Segunda que, por más que cueste la salud pública, no sirve de nada si el gobierno no sabe actuar con eficacia. El resultado es que faltan mascarillas, faltan guantes, faltan trajes EPI, faltan respiradores, faltan tests… y todo porque el sistema sanitario ha quedado saturado no por falta de recursos, sino por retrasar la toma de decisiones hasta después del 8M. No estaríamos en la crisis actual tanto si se hubiera empezado a almacenar material varias semanas antes como si, habiendo tomado medidas de contención antes, el número de contagiados (y de muertos) hubiera sido mucho menor. Al final el hecho es que países con sanidades privadas, como Corea del Sur o EEUU, tienen menos muertos por millón que nosotros, y países con sanidades públicas menos fuertes que la nuestra, como Grecia y Portugal, también tienen cifras de muertes y contagios mucho mejores que las nuestras. La clave es por tanto la mala gestión. Si España tiene los peores resultados del mundo es porque tiene también a los gobernantes que han hecho la peor gestión de la crisis del mundo. Seguramente tampoco en ningún otro país del mundo ha habido un uso de las televisiones como en éste para hacer burlas de las mascarillas y del miedo al coronavirus. Tampoco habrá muchos más países en los que se esté persiguiendo la crítica y la libertad de expresión en vez de la mala gestión del gobierno.

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