Y el doctor Wyoming, ¿no va a un hospital público a echar una mano?

El nómada, motero y aventurero Miquel Silvestre, conocido por su programa de viajes Diario de un nómada, que se emite en La 2, realizaba ayer desde su confinamiento coronavírico y a través de su canal de Youtube una interesante reflexión.

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Todos hemos leído estos días pasados la noticia de que se había apelado a la movilización de médicos jubilados o estudiantes de Medicina para atender el desbordamiento del sistema de Salud ante la creciente ola de infectados por el coronavirus. Una falta de personal agravada por el hecho de que muchos médicos y enfermeras han sido contagiados ellos mismos, no siempre a pesar de contar con todo el material de protección necesario para realizar su trabajo.

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Pues bien, Miquel Silvestre se pregunta en el vídeo qué pasa por ejemplo con el Gran Wyoming, el cual tiene el título de Medicina y frecuenta las soflamas solidarias y la alabanza de lo público. En esta especie de estado de guerra y falta de personal en que nos encontramos, ¿se ha puesto a disposición del sistema sanitario público o acaba de descubrir que lo público no se sostiene solo?

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Silvestre citó también el caso Gaspar Llamazares, ex líder de IU, que no sólo es también médico sino que cuenta con Master de Salud Pública en la Universidad de La Habana. Obviamente ninguno de los dos estará seguramente al día ni afinado como para ejercer a plena capacidad, pero es probable que haya labores de ayuda para las que sí estén cualificados, o más cualificados que otro tipo de voluntarios sin su formación.

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Lo que por el contrario se sabe de Wyoming es que permanece recluido en su casa “como es nuestra obligación”, y que desde las redes sociales alienta a sus seguidores diciéndoles que «esto también pasará» y que «algún día lo recordaremos como una anécdota dentro de nuestra existencia, con risas«. Esta frase le valió ayer por cierto un alud de críticas ya que, como es obvio, muchas personas no recordarán esta pandemia como una situación divertida sino como una experiencia angustiosa en la que perdieron seres queridos, de hecho España ya supera los 3.000 muertos.

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Miquel Silvestre también señaló la presencia de médicos entre los diputados del resto de formaciones políticas y se preguntó, reconociendo que puede ser demagogia, sobre la lógica de que estén cobrando con el Congreso cerrado por permanecer sentados en sus casas, cuando el sistema sanitario tiene que estar siendo ayudado a ser soportado por estudiantes y jubilados.

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Contemplada la cuestión desde un cierto sosiego, aunque la reflexión de Miquel Silvestre no deja de tener su enjundia lo cierto es que seguramente es un exceso pedir a los líderes políticos o mediáticos con un título de Medicina que acudan voluntariamente a primera línea. Probablemente es algo que sería exagerado exigirles, aunque ellos quizá podrían hacerlo si quisieran aunque no fuera exigible. O sea, esto mismo que se ha planteado en su cuarentena Miquel Silvestre, parece que no se lo han planteado siquiera ninguno de los citados, o se lo han planteado pero la conclusión ha sido quedarse en su casa, no siendo quizá por ello miserables pero tampoco héroes que en otro momento se puedan dedicar a darnos lecciones. Desde un punto de vista más cínico, también podría pensarse que cualquiera se atreve a ponerse en manos como paciente de Wyoming o Llamazares.

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