Ayer, en pleno estado de alarma, se consumó la moción de censura mediante la que Bildu, con Geroa Bai y dos tránsfugas del PSN, recupera la alcaldía de Estella en la persona de Koldo Leoz, el cual estará al frente del ayuntamiento hasta el cuarto año de la legislatura, cuando le sucederá el tránsfuga Jorge Crespo.
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¿Cuánto les han pagado o con qué les han amenazado? Curiosamente estas preguntas sólo se hacen cuando los tránsfugas favorecen la formación de un gobierno de derechas. Las preguntas que la izquierda y el nacionalismo se hace cuando los tránsfugas les favorecen no se las hacen ahora. O sea, que lo que le preocupa a la izquierda y el nacionalismo no es el transfuguismo, sino si le beneficia o le perjudica.
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El pleno en el que prosperó la moción de censura vino marcado por la anormalidad de toda la situación, una anormalidad de la que sólo es parcialmente responsable el coronavirus, a puerta cerrada, sin presencia de la oposición y sin público. En todo caso los actores de la moción de censura, como en una especie de metáfora, aparecen hoy en las imágenes retratados como auténticos apestados, a los que los medios no se atreven a acercarse para no resultar infectados. La foto bien podría ser exactamente la misma, por otros motivos de apestamiento, también sin coronavirus.
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La crónica del Diario de Noticias, ese medio del que todos intentamos aprender cómo se hace buen periodismo, llama la atención porque por ningún lado del texto aparece la palabra “tránsfuga”. Los dos tránsfugas simplemente son “los dos ediles expulsados del PSN”.
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Lo sucedido en Estella lógicamente retrata a formaciones como PNV o EA, que por un lado apoyan el Pacto Antitransfuguismo y por otro reciben con los brazos abiertos a los tránsfugas cuando le permiten alcanzar el poder al nacionalismo.
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En el día de ayer los medios y partidos progresistas perdieron toda legitimidad para criticar cualquier futura acción de transfugismo cuando no les favorezca. Bien pensado la emergencia del coronavirus es el mejor momento para renunciar discretamente a una herencia tóxica o montar una moción de censura con tránsfugas. No es posible por tanto abundar ya más en la crónica de lo que sucedió ayer en Estella, porque sería utilizar miserablemente la política para dividir a los navarros en un momento de emergencia sanitaria que exige la unidad de pensamiento y el respaldo acrítico y absoluto al gobierno y partido de turno.
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Un comentario
Hombre, si el gobierno es ineficaz y encima aprovecha la crisis sanitaria para arrebatar poder, se deben criticar y publicar estos hechos.