La nueva asignatura, según expresó, supone una “manipulación ideológica de nuestros hijos" que "interfiere en la faceta de los padres”. El problema se dará tanto en los centros concertados como en los públicos, pero la indefensión será mayor en estos últimos. El vicepresidente de Concapa añadió que tienen previsto crear un observatorio de las objeciones de conciencia que se vayan registrando. Apoyan además la Plataforma Navarra Educa en Libertad, que se presentará públicamente el próximo jueves.
La CONCAPA ya propuso en su momento que las clases de Educación para la Ciudadanía se impartieran con un ejemplar de la Constitución en vez de con los libros de texto que se han propuesto. Tal vez porque la Constitución garantiza en su artículo 27.3 el derecho que la CONCAPA reclama contra la intromisión del estado: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Un derecho que parece ignorar la vicepresidenta, cuando propugna una asignatura que combata la religión y las convicciones de los padres. Todo ello en nombre de unos etereos “valores democráticos”, “valores ciudadanos”, o “valores republicanos”, que el gobierno usa de forma aparentemente intercambiable y cuya concreción se reserva a sí mismo para imponerla de manera obligatoria.