Que el problema médico es sólo una vertiente del problema parece cada día más claro, así como que el coronavirus no es una amenaza remota, ni para nuestra salud ni para nuestra economía; proporcionalmente, puede que incluso el daño potencial para la economía sea mayor que para la salud, siempre hablando en términos cuantitativos y no cualitativos, por supuesto. La prueba de todo esto la publica hoy Diario de Navarra en portada: Volkswagen pantea un ERTE “preventivo” ante un posible corte de suministro.
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Resulta que algunas piezas del Polo y del T-Cross proceden de Italia, de una de las regiones más afectadas por el coronavirus, por lo que la dirección de Volkswagen convocó ayer de urgencia a la Comisión Sindical de Seguimiento para poner en marcha con carácter “preventivo” la tramitación de un ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo). Hablando en plata, Volkswagen se prepara para la eventualidad de un corte de suministro y, en su consecuencia, para reducciones de jornada en la factoría o suspensiones temporales de los contratos. El stock de componentes para continuar la producción se estima que es de sólo unas dos o tres semanas.
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Desde luego cabe la posibilidad de que nada de esto llegue a suceder y se quede en un mero plan de contingencia, pero en cualquier caso pone de manifiesto la gravedad del problema al que nos enfrentamos si se desemboca en alguno de los peores escenarios que se están barajando. Lo que le sucedería a la Volkswagen, como es lógico, les sucedería a muchas otras empresas. La economía global es como un cuerpo que necesita un funcionamiento de la circulación perfecto. Lamentablemente la circulación y la contención del virus pueden entrar en un claro conflicto.
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Una parada en la Volkswagen es probablemente la forma más ilustrativa de responder a la pregunta de cómo podría afectar el coronavirus a la economía navarra. La cuestión es que un parón en la Volkswagen ya no es un escenario inimaginable sino digamos que sólo improbable, en el mejor de los casos. Obviamente lo mismo sucedería con muchas otras empresas en muchos otros sitios, en Navarra, en el resto de España y en todo el mundo, lo que como ya tampoco es inimaginable sino sólo improbable, genera pánico en los mercados. En la fuerzas armadas de los EEUU se llama DEFCON (Defense condition) al nivel de alerta frente a una posible amenaza bélica. Defcon 5 es el estado mínimo de alerta en tiempos de paz. Defcon 1 es el nivel de alerta máxima previsto para una guerra dentro del propio territorio USA. Si aplicáramos este símil al coronavirus podríamos concluir que desde luego no estamos en guerra, pero sí quizá -por lo menos los inversores- en Defcon 3.
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