Roses are red ?
Taxation is cool ?
To fight #TaxFraud more effectively
Administrative cooperation is our best tool.#TaxValentines— EU Tax & Customs ?? (@EU_Taxud) February 14, 2020
La propaganda institucional está a la orden del día. Aparte de tener un coste, tiene algún que otro propósito ideológico bastante evidente. Pero bueno, siendo sinceros, nada de esto debería de resultar dudoso o sorprendente. Simplemente abordemos un ejemplo que dio comienzo a este pasado fin de semana.
Con motivo del Día de San Valentín (fecha en que no se recuerda el desafío de Valentín de Roma a cierta prohibición del cristianismo impuesta por Claudio II, sino que se están potenciando tanto el consumismo como nuevas oportunidades de adoctrinamiento bajo la excusa-muletilla de la «salud sexual»), las redes sociales se llenaron de mensajes de temática particular.
Esos textos e imágenes eran muy diversos. Pero tanto que uno de los correspondientes contenidos correspondía a la Comisión Europea. Concretamente, por medio de su unidad de impuestos y aduanas, difundía un mensaje en Twitter en el que se podía leer (en inglés), literalmente, que «los impuestos eran maravillosos«, tras lo cual se invocaba a la «cooperación administrativa».
El mensaje podría no tener importancia o, mejor dicho, considerarse como una especie de broma o actitud humorístico-desenfadada a modo de suma a las «oleadas de felicitaciones» por lo celebrado cada día catorce de febrero. Pero, sinceramente, no encuentra uno razones para mantener una actitud de plena ingenuidad.
Una nueva «Comisión de la Verdad y de Propaganda»
Ya sea directa o indirectamente, el concepto de narrativa orwelliana basado en el «Ministerio de la Verdad» se está trabajando por parte algún que otro burócrata. Empiezan tratando de proscribir del debate público todos aquellos puntos de vista que les pongan en cuestión, procurando finalmente de convertir en norma legislativa todo mecanismo de intimidación utilizado previamente.
Con ello, buscan consolidar su «verdad oficial», que viene a ser muy distinta a la Verdad. Para comprobarlo, no hace falta irse a los regímenes totalitarios donde la planificación de la economía es demasiado notoria si no es absoluta. La dinámica forma parte del proceso revolucionario, en ocasiones bastante sutil (dado el cierre de ojos por parte de buena parte de la población).
Por lo tanto, podemos decir que la llamada «Comisión Europea» está tratando de establecer una especie de comisaría ideológica dedicada a hacer propaganda de determinado calado así como a fijar los criterios de consideración de una verdad. Lo han demostrado ya en ocasiones; por ejemplo, al advertir de fake news sobre el problema del multiculturalismo y la islamización de Europa.
Así pues, si ya lo hacen en pro de sus postulados favorables a la erosión de la Cristiandad del continente, por medio de las que se pueden considerar como «ideologías de la cuarta Revolución» (feminismo, homosexualismo, abortismo, multiculturalismo, ecologismo…), ¿por qué no van a hacer lo mismo en materia fiscal?
No olviden que estamos ante una nueva Unión Soviética
Temer falta de seriedad, en este caso, será lo mismo que tener miedo a reconocer lo que no deja de ser verdad. Podemos atribuir rasgos soviéticos a la eurocracia en la medida en la que está consistiendo en un intento de Estado Único Europeo que progresivamente va expandiendo su ámbito de actuación.
Bruselas viene a ser ser árbol frutal de nuevas regulaciones, aranceles y partidas de gasto presupuestario (aparte de la expansión artificial crediticia y la obsesión inflacionista que marcan desde Frankfurt). A su vez, necesitan que la fiscalidad sea tanto elevada (para sostener el entramado) como armonizada (para anular la descentralización entre distintos territorios).
Por lo tanto, no se sorprendan si la eurocracia sigue emitiendo propaganda a favor del expolio fiscal. No es que el community manager de turno esté pirado. Pretenden contribuir a esa manipulación que haga creer a los europeos que ver atacada su propiedad dineraria es moral, una manera de servir a esa falsa deidad artificial que vendría a suponer el ente del Estado.