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La presentación del nuevo gobierno es sin duda una de las noticias significativas del momento, aunque la mayoría de los miembros del gabinete ministerial sean poco significativos. Más aún teniendo en cuenta que en un momento dado, por ejemplo, llegamos a pensar que Pedro Duque era un nombramiento significativo. La dimisión temprana de Maxim Huerta sí resultó significativa, en el sentido de que completó el cupo de dimisiones éticas tolerables para el PSOE. Los escándalos se siguieron sucediendo, por lo que Pedro Sánchez cerró el grifo de dimisiones para no quedarse sin gobierno. Incluso el citado Pedro Duque tuvo otro problema con el Impuesto de Sociedades, pero el chorreo no podía permitirse. Sin duda acertó Pedro Sánchez en poner fin a las dimisiones éticas o él mismo hubiera tenido que abandonar la presidencia por los plagios en su tesis.
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Entre las novedades ministeriales destaca el nuevo Ministro de Universidades. Por un lado porque hace poco se oponía a la existencia de un ministerio de universidades, pero ahora va y cobra por dirigir uno nuevo que hasta su llegada no existía. Por otro lado porque en la TV3 se dedicaba a cuestionar a los jueces, llamar extrema derecha a Ciudadanos y tildar de partidos nacionalistas españoles a todos los partidos que no son nacionalistas catalanes.
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Pero todo esto se queda en lo anecdótico. Lo más preocupante, con diferencia, es que a los miembros más significativos del nuevo gobierno ya los conocemos hace tiempo. Obviamente su participación en el ejecutivo refresca la hemeroteca y trae a la actualidad algunas de sus perlas. Dice Pedro Sánchez que este gobierno va a ser el del diálogo, pero la realidad que describe la hemeroteca es, sin exagerar, la de un gobierno de radicales, ultraizquierdistas, enemigos de la libertad y defensores de las dictaduras comunistas.
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