Alguien nos miente en todo esta historia de amor entre el PSOE y la Esquerra golpista separatista. O nos miente el PSOE cuando dice que todo se pacta dentro de la ley y conforme a la ley, o nos miente ERC cuando confirma a sus bases sus objetivos unilaterales y rupturistas. Juzgue cada cual a la luz de los hechos quién es el mentiroso, pero salta a la vista que el acuerdo se sustenta sobre una falsedad y un engaño a la población.
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Para entender este nuevo gobierno que se nos avecina, en todo caso, resulta muy ilustrativa la postura de todos los separatistas, incluyendo Bildu, que absteniéndose hará la parte que le toca para asegurar la investidura de Pedro Sánchez. Lo que están haciendo los separatistas evidencia hasta qué punto el nacionalismo considera que para ellos es mucho mejor que gobierne el PSOE a que gobierne el centro derecha, o mejor dicho alguien que defendiera España. Es decir, al PSOE le apoyan los separatistas no porque sea de izquierdas, sino porque es un partido que no defiende España. Podría haber en España un partido de izquierdas que defendiera España como los hay en Francia, Alemania o cualquier otro lado, pero no lo hay en España. Por supuesto hay en España partidos de izquierda nacionalistas, incluso ultranacionalistas, pero son nacionalistas gallegos, nacionalistas vascos, nacionalistas catalanes… nunca nacionalistas españoles. Y por otro lado la izquierda española es capaz de pactar con cualquier partido de derechas siempre que sea nacionalista. El veto del PSOE, el cordón sanitario, es a los partidos que defienden España.
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Teruel, tú antes molabas
La cultura del diálogo y el pacto (a más fea la realidad, más bonito el nombre que hay que ponerle para venderla) consiste en lo que ha consistido la política del PSOE y la extrema izquierda hace décadas: exprimir a los españoles de las comunidades donde no hay nacionalistas para redistribuir su dinero a comunidades en las que hay nacionalistas. Casualmente esto significa redistribuir el dinero de las regiones pobres a las ricas porque no suele haber pobres separatistas. A ver por tanto cuánto les quitan a la rica Cataluña o la rica Euskadi para dárselo a la pobre Teruel. Antes molaba Teruel. Obviamente no va a venir de Cataluña o la CAV el dinero para comprar el voto de Teruel. Que tampoco es el voto de Teruel, sino el de la extrema izquierda prenacionalista de Teruel.
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El PSOE coincide con los chavistas, Bildu y los separatistas-golpistas. El centro derecha coincide con la CUP y JxCAT pero de muy distinta manera. Unos lo hacen concertadamente y en torno a un programa pactado en común, los otros simplemente coinciden desincronizadamente en el no desde puntos de vista absolutamente antagónicos, opuestos e incompatibles. Si por otro lado Ciudadanos y el PP están «manchados» por coincidir con VOX, qué pasa entonces con el PSOE que ya es indistinguible de separatistas golpistas y la extrema izquierda bolivariana. Son el mismo libro, con las mismas tapas y, tratándose de Pedro Plagiez, con la trama perfectamente fusilada.
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VOX por otra parte es mas una derecha patriótica y tradicional que una extrema derecha. No hay violencia que VOX no condene ni régimen totalitario al que apoye. Ultras son los socios del PSOE, unos por golpistas y otros al ir por ahí con banderas de la URSS, tuitear a favor de la dictadura castrista o ponerse un chándal de la RDA para andar por casa. Y esos son los socios más presentables, los que no les hacen ongi etarras a los etorris. Dar la espalda a media España para abrazarse con todas estas minorías radicales, violentas y antidemocráticas es todo lo contrario de apostar por la concordia, el diálogo y la pluralidad, aunque amenazan con castigar a cualquiera que diga cosas como esta mediante la implantación orwelliana de un Ministerio de la Verdad.
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Entre los momentos paranormales vividos en los debates de investidura resulta preciso citar el diagnóstico de que Ciudadanos ha sido diezmado por, dicen los socialistas, compadrear con la derecha. Lo que pasa es que todos esos votantes supuestamente contrariados por compadrear con la derecha tuvieron una forma muy rara de expresar su enfado, ya que sus votos se fueron al PP y a VOX en vez de al PSOE o a Bildu.
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Ana Oramas y el transfugismo
Lo de Oramas no es elogiar la indisciplina de voto, o no exactamente. En el caso de la representante de Coalición Canaria se elogia su coherencia con todo lo que ha venido diciendo sobre nacionalistas y podemitas. Que la hubieran echado antes del partido por decir todo aquello en vez de ahora por ser coherente con ello. Que hubieran explicado a sus electores también que el diputado de Coalición Canaria sería para ponerlo al servicio de separatistas golpistas y podemitas. Lo que se pone de manifiesto una vez más es la conveniencia de dar lugar a un sistema de listas abiertas para que tenga sentido que el escaño sea del candidato. Tampoco tienen sentido 350 diputados si los votos son de 10 partidos. Si los diputados son meros robots, que haya sólo un representante de cada formación con tantos votos como le correspondan y eso que nos ahorramos. Tamayazo por cierto es que aparezca un tránsfuga que te favorece y tú, en vez de aceptar sin más el voto de ese tránsfuga, convoques nuevas elecciones para que el pueblo se pronuncie. Eso es al menos lo que hizo la derecha, que por cierto obtuvo mayoría absoluta tras pronunciarse el pueblo madrileño.
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Mayoría parlamentaria en el SI, pero mayoría de voto popular con el NO
Como elemento final, podría reseñarse que la elección de Pedro Sánchez se dará -presumiblemente- con una mayoría de escaños pero no con una mayoría de voto popular. Es decir, todos los partidos que apoyan la investidura de Sánchez suman 10.982.922 votantes, frente a los 11.295.589 votantes que hay detrás de los partidos que votarán NO a la investidura de Sánchez. Otros 1.146.453 votos corresponden a las formaciones que optarán por la abstención. Podría decirse que Sánchez no nos representa, pero dejémoslo en que ha conseguido una mayoría parlamentaria aunque no una mayoría social. O en que se ha vendido a unas formaciones que, a cambio de todas sus cesiones, ni siquiera le van a votar.
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