El brexit judicial

Cuando todo el mundo comienza a pedir tranquilidad es el momento de alarmarse. Nos dicen que la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea significa la inmunidad pero no la impunidad de Junqueras y compañía. Semejante seguridad ya no está nada clara en este momento. La resolución no anula las penas ni las condenas a los golpistas, pero sí que abre una puerta a que esto pueda pasar. La Unión Europea ha triturado hace tiempo la seguridad jurídica en España. Lo que ya parece indiscutible es que Junqueras gozaba de inmunidad como europarlamentario desde mayo, por lo que es una incógnita si al haber sido condenado en octubre sin suplicatorio al Parlamento Europeo es posible que ahora salte por los aires todo el proceso contra los golpistas. Una incógnita que se resolverá fuera de España, como todo lo importante. Todo el proceso contra los golpistas está ahora en el aire y lo que suceda no está en nuestras manos. Nuestra soberanía jurídica saltó por los aires hace tiempo. Como poco Puigdemónt y Comín podrán ir y venir tranquilamente al Parlamento Europeo para montar sus numeritos y burlarse del estado español (no confundir con España), ese paquidermo medio paralítico que anualmente nos cuesta 500.000 millones de euros.

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Obviamente es un buen día para preguntarnos si esto de estar en la UE es tan maravilloso como nos lo habían pintado. ¿Los ingleses son idiotas o nos llevan muchas yardas de ventaja? Habrán acertado o se habrán equivocado con su brexit, pero desde luego han tomado una decisión sin estar acomplejados. Los ingleses serán idiotas, pero si alguien da un golpe de estado en Gran Bretaña nadie fuera de las islas les dará impunidad ni inmunidad a los golpistas, desde luego ninguna que reconozcan los británicos.

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Muchos son los que defienden la UE bajo la premisa de que nos impone un orden financiero o en último término nos puede rescatar de nuestra irresponsabilidad económica. No es un buen argumento. La UE sólo puede ser una entidad de rescate en la medida en que unos hagan las cosas bien. Si todos en la UE hicieran las cosas mal la UE se hundiría porque una colección de insensatos es pero aún que un insensato aislado. Pero la UE tampoco puede ser un organismo dedicado a que las cigarras se mueran de risa de las hormigas. El argumento de que hay que estar en la UE para que nos salve de nosotros mismos sólo tiene sentido si nos dedicamos a saltarnos todas las normas y disciplinas y gastar a destajo con el dinero de los nórdicos, si se dejan los nórdicos. La UE no nos va a salvar de todos nuestros males. A lo mejor no puede. A lo mejor ni quiere. O incluso quiere nuestro mal. En todo caso esta dependencia de la seriedad ajena nos aboca a un eterno infantilismo político.

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Tal vez sea momento también de recordar ese rigorismo a veces rayano con la humillación empleado por la justicia española frente a los golpistas de la sedición, rebelión, ensoñación. Se justificaba todo en que así Europa no pudiera después encontrar ningún cabo suelto para poder impugnar la labor de los tribunales contra el golpismo. Por un lado creemos que Europa nos va a salvar de todo mal. Por otro lado esperamos que Europa busca siempre el mínimo pretexto para reventarnos la lucha contra el golpismo o el terrorismo. Parece que la segunda visión, incompatible con la primera, es la que se atiene mejor a la realidad.

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Acomplejamiento frente a la UE

Por otra parte cabe pensar si en el fondo esta resolución de Bruselas le viene bien o le viene mal al gobierno de Pedro Sánchez. Es decir, está claro que la sentencia le viene mal a España pero, ¿le viene bien al gobierno? Y si le viene bien al gobierno para sus pactos y sus compromisos de que todos los presos politics vayan saliendo a la calle de un modo u otro, ¿no nos estaremos equivocando dirigiendo sólo nuestra indignación hacia Bruselas? ¿Cuál es la parte que al gobierno le toca en que Bruselas dicte resoluciones que no nos perjudiquen? ¿Puede estar la mano del gobierno detrás de una resolución que beneficia al gobierno? Que tengamos que preguntarnos todo esto, en todo caso, dice poco de la UE y de la confianza que podamos tener en ella. Desde luego hay muchos españoles que tienen mucha confianza en la UE, otra cosa es que se trate de una confianza algo, poco o nada justificada. Ayer fue tendencia en las redes sociales el hastag #Spexit (Spain+exit). Si no un brexit total, tal vez se imponga una reflexión sobre la posibilidad de un brexit judicial o la renegociación de ciertos tratados.

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Si la UE dice que nos cortemos una pierna, nos la cortamos

Paradójicamente, la independencia de Cataluña proclamada por los presos o fugados les hubiera impedido recibir el apoyo judicial europeo del que ahora están disfrutando, porque la independencia de España colocaba a Cataluña fuera de la UE y su sistema de tribunales y garantías. Esas que ahora les permiten burlarse de nosotros. Aunque tampoco podemos estar muy seguros de eso. El asunto habría llegado a los tribunales europeos y estos muy bien pudieran haber decidido que Cataluña independiente sí que formaba parte de la UE, porque patatas con queso. De lo que podemos estar bastante seguros es de que estos sopapos judiciales nadie se los da a Alemania o a Francia, no digamos a Gran Bretaña. Hay dos europas a nivel económico y se ve que también dos europas a nivel de respeto. Por si cabía alguna duda ya sabemos dónde estamos nosotros. La UE por otra parte se ha convertido en una zona en la que sus habitantes son totalmente incapaces de comunicarse y cuyo único atisbo de lengua común es el inglés, aunque irónicamente los ingleses van y se marchan dando un portazo. La pregunta es si la UE camina hacia su autodestrucción o ya está destruida. Y ya puestos si quizá esto sería una mala o una buena noticia.

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