Ayer tuvo lugar un hecho que seguramente tendrá una repercusión muy limitada hoy en los medios.
La noticia es que Pablo De Lora, profesor titular de la Universidad Autónoma de Madrid y especialista en Filosofía del Derecho, no pudo ayer pronunciar una charla sobre la ideología de género en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (pública), debido a un boicot feminista.
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La conferencia tenía como sugerente título “¿Cómo es ser un trans? Cuatro acertijos sobre identidad de género”. No conocemos los detalles del contenido de la intervención no realizada, pero todo indica que el profesor iba a incidir en algunas de las contradicciones que presentan el movimiento transexual y el feminista. Para las feministas la identidad de género es una construcción cultural, educacional y artificial. Para el movimiento transexual, por el contrario, la identidad de género es algo que surge de la naturaleza del individuo pese y frente a lo cultural y lo educacional. Para una feminista una niña se siente niña sólo porque le llaman María y le ponen una falda. Para un transexual, un niño es un niño aunque le pongan una falda y le regalen una muñeca, incluso aunque tenga vagina. Hay transexuales y feministas conscientes de esta contradicción y hay otros que no.
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El profesor De Lora advertía tras el boicot que “Si el signo de los tiempos es esto, vayan ustedes despidiéndose del pensamiento libre, del intercambio reflexivo y de la posibilidad de conocernos mejor, de argumentar mejor y de pensar mejor”.
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Este suceso llega además poco después de que un etarra haya sido totalmente normalizado como conferenciante en la Universidad del País Vasco, en nombre de la libertad de expresión. La UPV fue llenada de pancartas relativas a esta conferencia días antes de que se produjera, pero eran pancartas y carteles a favor del etarra y su conferencia. Un etarra puede dar conferencias en una universidad con toda normalidad, un catedrático no. Salvo que acaso se meta en la ETA antes de dar la conferencia. Bueno, en realidad el etarra seguramente puede dar la conferencia con toda normalidad siempre que no sea un etarra arrepentido, o el título de su conferencia no haga referencia a los acertijos del feminismo y la transexualidad.
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Que un etarra pueda dar conferencias en las universidades puede confundirse con un síntoma de libertad de expresión y de pensamiento, hasta que vemos que esa libertad de pensamiento tiene los confines muy limitados y cada vez más. Al final que no se pueda discutir la ideología de género es una anormalidad y que un etarra campe por una universidad es otra anormalidad más. Por otro lado así vemos cómo se construye en el mundo de la ciencia, el estudio y el conocimiento el consenso del 90% de los científicos y profesores, ergo el del 90% de los estudiantes. No es por la fuerza de la razón sino por la presión social y el boicot.
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