En la vida se puede quedar mal, muy mal y como está quedando el PSN con las madres navarras a cuenta de la exención del IRPF por maternidad. Ayer fue además un día particularmente malo para Chivite.
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Como es lógico uno ya queda mal cuando dice una cosa en la oposición, para llegar al poder, y cuando llega al poder cambia totalmente su discurso. O para ser más exacto, no cambia su discurso al llegar al poder sino para llegar al poder.
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Una vez que uno queda mal, no obstante, todavía es posible quedar aún peor. Intentado salvar los muebles, el PSN se ha sacado de la manga una deducción que no sería la exención prometida, pero al menos sería un parche económico para las familias, o un parche electoral para el PSN, lo que fuera. Los socialistas hasta presumen de que para algunas familias sería mejor la deducción que la exención. El problema es primero que la deducción no es lo que el PSN prometió en campaña a las familias, y segundo que respecto a la exención perjudica a más del 60% de las afectadas. Las afectadas rechazan la deducción “porque sigue dejando a las familias navarras en una situación de desigualdad respecto al resto del Estado tras la sentencia del Tribunal Supremo que declaró exentas de tributación estas rentas«, y porque Chivite «no está cumpliendo la palabra que dio a los afectados estando en la oposición, ni su programa electoral, ni las promesas que realizó durante la campaña electoral previa a los comicios de mayo de este año, ni el compromiso político que adquirió con representantes de padres y madres navarros en varias reuniones».
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Esta deducción, que no es la exención prometida y que perjudica a la mayoría, la ha vendido la presidenta a las madres como que es la única opción viable, como consecuencia de la reciente sentencia del Tribunal Contencioso Administrativo. Y efectivamente lo es con la actual redacción de la ley, sólo que cambiarla sería cuestión de mera voluntad política. Otra cosa es que Chivite no pueda porque ese cambio tendría que acordarlo con Navarra Suma y no con sus socios.
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Precisamente fue ayer uno de sus socios, concretamente Uxue Barcos, la que además le dio la puntilla a Chivite en pleno debate sobre el asunto, admitiendo que Navarra Suma tenía razón y que efectivamente se podría cambiar la ley y aplicarla con retroactividad en un sentido favorable a las afectadas. Estamos en período electoral y las relaciones entre los socios se acidulan. Chivite todavía está tirando a dos manos del mango intentado arrancarse el puñal de la espalda.
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