Adelantar unas elecciones es una maniobra sumamente arriesgada. Solemos asumir que cuando un político decide convocar elecciones anticipadas es que dispone de datos (la información es poder) que desconocemos el resto de los mortales, los cuales le permiten jugar con una cierta ventaja y prever que el resultado electoral le será favorable. Solemos pensar así porque asumimos también que la gente que preside o un país o la asesora es gente inteligente. Si alguien convoca unas elecciones anticipadas deber ser por tanto o un temerario o un fino estratega. Como preferimos pensar que no nos gobiernan insensatos y temerarios, apostamos por la fina estrategia.
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La experiencia, sin embargo, indica que esto de anticipar unas elecciones es casi como sacar una carta al azar. Son muchos los casos que se podrían citar al respecto.
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Muy recientemente y sin salir de España, por ejemplo, tenemos el de Susana Díaz. El PP gobierno Andalucía en este momento como resultado de unas elecciones convocadas por la entonces presidenta de la Junta de manera anticipada. El PSOE andaluz pasó de 47 a 33 diputados en lo que se puede calificar como un resultado estrepitoso.
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No perdamos de vista, por otro lado, que venimos de unas elecciones anticipadas en el mes de abril de este mismo año, convocadas por el propio Pedro Sánchez. ¿Obtuvo el resultado que esperaba? A la vista está que no, o no habría necesitado volver a convocar elecciones. Pero hay muchos más ejemplos de políticos que pensaron que era una buena idea anticipar las elecciones y lo único que se anticipó fue su perdida del gobierno.
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En el año 2005 un ya muy mermado Manuel Fraga convocó elecciones anticipadas en junio de 2005. En estos comicios, el PP perdió la mayoría absoluta que ostentaba desde 1989 al bajar de 41 a 37 diputados.
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Si alzamos la mirada hacia el exterior, en 1997 el presidente francés Jacques Chirac, gozando su partido de una amplia mayoría, adelantó 1 año las elecciones pensando que la coyuntura del momento le aseguraba una reelección casi segura. Por el contrario, el batacazo electoral paso a la historia de Francia y del acerbo político global, al punto de ser citado hoy aquí en este confidencial. Alain Juppé fue derrotado y el socialista Lionel Jospin se hizo con el puesto de primer ministro gracias al error estratégico de Chirac.
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El año 2005 fue en Alemania donde el entonces canciller socialista Gerhard Schröder, recurriendo a la extraña pirueta de una moción de confianza perdida de forma deliberada para adelantar las elecciones, convocó a los alemanes a las urnas tratando de buscar un resultado favorable que no se produjo y, aunque su partido pudo volver a formar parte del gobierno como parte de una gran coalición, Schröder perdió la cancillería al quedar su partido en segunda posición. La cancillería pasó a manos de una política entonces novedosa llamada Angela Merkel.
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Volviendo a España podríamos añadir a la lista las elecciones anticipadas del año 2011, convocadas por Zapatero. Sin embargo, cabría alegar que ZP no convocó aquellas elecciones pensando en ganarlas, sino en pasar al PP el lio que había montado y que requería ajustes y recortes que Zapatero y el PSOE no eran capaces de afrontar. Aquello fue casi una huida del poder para no tener que tomar todas las medidas impopulares que entonces se requerían. Si todos los votantes de centro-derecha hubieran votado a ZP para que hubiera tenido que aplicar él todos los recortes necesarios, quizá hoy el PSOE no existiría desde el punto de vista electoral. Sin embargo, como el PSOE adelantó aquellas elecciones pensando en perderlas, no está claro si se puede añadir aquella convocatoria a la lista de adelantos electorales en los que a quien los decidió le salio el tiro por la culata.
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Que por fin por citar el caso del Brexit o la victoria de Trump, como ejemplos de resultados no previstos en absoluto por las encuestas. Quien por tanto adelanta unas elecciones en realidad, como todos, no tiene ni idea de lo que pueda pasar. Así que puede que los resultados sean muy parecidos o muy distintos a los de abril, porque no está escrito lo que vaya a pasar. Por lo pronto, Pedro Sánchez va a tener que hacer varios debates en los que va a estar uno contra cuatro, cuatro de cinco turnos van a ser para masacrar al PSOE. ¿Bastarán El País, TVE y el CIS para contrarrestar eso? Y ahora mismo, Pedro Sánchez, ¿a que perfil de votante la cae bien? ¿A quién tiene contento salvo al PNV y Bildu? En el café de la esquina, donde se construye la opinión pública y el futuro resultado electoral, ¿quién le defiende y habla ahora de él bien? Cualquier cosa puede pasar y si le va bien, por todo lo expuesto, no diremos que es un genio, pero si le va mal, aunque no queremos exagerar, puede que nos riamos durante años.
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