Chivite no necesita a Navarra Suma como apoyo, sino como enemigo

María Chivite no quiere apoyos, quiere un enemigo, necesita un enemigo, y ese enemigo es Navarra Suma. Chivite no necesita a Navarra Suma como apoyo (para eso ya tiene a Bildu) sino como enemigo. O al menos esta es una de las pocas explicaciones posibles al desprecio que María Chivite Chivite le ha hecho a Javier Esparza al ofrecerle éste una serie de acuerdos en una serie de cuestiones en las que PSN y UPN coincidieron durante la legislatura pasada. Que María Chivite, la presidenta del nuevo gobierno plural y dialogante, se niegue a hablar con Navarra Suma y le remita a Alzórriz no ya para esta cuestión presente, sino para cualquier otra, cerrando de un portazo el despacho presidencial a la oposición, no es un desprecio cualquiera, puede ser una declaración de intenciones, un manifiesto político, un atisbo de lo que va a ser el gobierno pentapartito.

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A primera vista, podría parecer que Chivite con sus 23 apoyos necesita o a Bildu o a Navarra Suma, y así es. Y también podría pensarse que si no quiere apoyarse siempre y para todo en Bildu necesitaría dejar sin demoler algún puente con Navarra Suma. Pero a lo mejor esto resulta que es un simplismo. Es decir, si no tienes mayoría necesitas un apoyo, pero tan importante como tener en política alguien que te apoye es tener un enemigo.

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Resultan evidentes las diferencias ideológicas y sobre todo en la forma de entender Navarra y España que existen entre Bildu, Podemos, IE, Geroa y el PSN. La forma más elemental de soslayar esas diferencias y cimentar una coalición es el odio común hacia un tercero exterior a la coalición. Un odio que ha de ser tanto más intenso cuanto lo sena las diferencias entre los socios. El PSN necesita un apoyo, y lo encontrará en Bildu para sacar adelante todo el programa que ha pactado con Geroa, IE y Podemos así como los Presupuestos. Pero el PSN necesita tanto o mas un enemigo común que haga de pegamento entre los socios. O ésa al menos parece la interpretación acorde con la manera de proceder de Chivite.

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A Navarra Suma se le plantea de cara a la legislatura la duda de cuál será la mejor estrategia, si la oposición frontal o la colaboración puntual. Ambas estrategias tienen sus pros y sus contras. Pero a lo mejor el PSN no le da a Navarra Suma la opción de elegir. A lo mejor la oposición frontal se la hace Chivite a Navarra Suma, estampándole la puerta de su despacho en la nariz.

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Aunque el odio a Navarra Suma puede ser un pegamento eficaz, tiene también sus contradicciones. La fuerza negociadora del PSN frente a sus socios nacionalistas y ultraizquierdistas es que en un momento dado, si exacerban demasiado sus posiciones, siempre podría buscar el apoyo de Navarra Suma. Reventando todos los puentes con Navarra Suma, el PSN se debilita y pierde fuerza negociadora, renuncia voluntariamente a poder elegir, se echa en manos de sus socios de los que pasa a ser totalmente dependiente, firma una permanencia que les permite a sus socios imponerle cualquier tarifa sin que Chivite pueda pedir la portabilidad. Es posible que el odio fortalezca los lazos con sus socios, pero le debilita frente a ellos. Hacer pedazos las relaciones con Navarra Suma es un win-win, pero no para Chivite sino para sus socios. La oposición frontal puede no ser tampoco una mala estrategia para Navarra Suma ante la tozuda realidad de que ni PSN, ni PSC, ni PSE significan menos nacionalismo. A los hechos nos remitimos.

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