El PSOE propone en su programa de progreso para seducir a Podemos o subir en las encuestas del CIS una catarata de medidas entre las cuales las habría merecedoras de toda clase de calificativos, pero una de las más llamativas es la de ofrecer la gratuidad de la matrícula a las mujeres que elijan carreras técnicas o científicas donde la presencia de la mujer suele ser minoritaria.
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Como ya hemos explicado muchas veces, no existe una discriminación positiva. Eso de adjetivar la discriminación es un mero truco propagandístico. Lo que existe es discriminación o igualdad. No hay una discriminación positiva. Toda discriminación positiva implica por definición una discriminación negativa.
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La medida propuesta, por otra parte, nos ilustra sobre la extraña forma que tiene la izquierda de entender la igualdad y la libertad. La igualdad y la libertad no consisten en que las chicas elijan libremente y en igualdad de condiciones lo que quieren hacer, sino que elijan lo mismo que los chicos, y desde luego lo que quiere la izquierda.
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¿Por que es un problema que haya más matemáticos que matemáticas si no es un problema que haya más abogadas que abogados? Si se paga la matrícula de las chicas que quieran ser ingenieras, ¿por qué no se paga la matrícula de los chicos que quieran ser enfermeros o profesores? Si casi el 70% del funcionariado son mujeres, ¿por qué no se pide una nota mas baja para ser funcionario que para ser funcionaria igual que se exige menos a una bombera que a un bombero?
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Llevado por este mismo tipo de celo, ¿por que no ofrecer una rebaja de impuestos a las mujeres que quieran trabajar en la construcción y una penalización fiscal a las que quieran trabajar en una tienda o en una guardería?
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O podemos simplemente dejar que cada persona, hombre o mujer, elija con libertad, sin discriminar a nadie positiva o negativamente por su elección. Si las mujeres eligen libremente lo mismo que los hombres, pues estupendo, pero si eligen cosas distintas que los hombres o viceversa, a lo mejor es porque tenemos intereses, gustos y preferencias distintos, ¿por qué tiene que meterse el gobierno a premiarnos o castigarnos por no elegir lo que el gobierno quiere que elijamos? Si una mujer quiere estudiar matemáticas, pues genial, pero si lo hace porque quiere estudiar matemáticas y no porque le salía gratis seguro que llega más lejos, como cualquiera hombre o mujer que hace lo que le gusta y no lo que le conducen a hacer. Que las mujeres no puedan elegir por sí mismas con libertad porque alguien las condiciona, discrimina o castiga, ¿no era justo lo que se trataba de combatir?
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Un comentario
¿Y por qué no se ofrece la matrícula gratis para las carreras y profesiones que tienen mayor demanda profesional, y que paguen la matrícula íntegra quienes optan por carreras o profesiones que, por su escasa demanda o saturación en el mercado de trabajo, tienen difícil o nula inserción laboral?. Eso sería mucho más lógico y justo que las igualdades y monsergas de género-génera.