Ya no es que lo calculen los medios, sino que las propias estimaciones del Gobierno de Navarra prevén que la nueva macro burocracia chivitiana representará un coste adicional para los navarros de 1,65 millones de euros.
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Un recorte de 1,65 millones de euros
Alguien podría sorprenderse de que un gasto adicional pueda ser considerado como un recorte, cuando recortar y gastar más parecen acciones antagónicas, pero eso es a lo que nos enfrentamos en realidad, y no sólo en éste sino en otros muchos casos parecidos, sin que la opinión pública se encuentre sensibilizada sobre ello.
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Gastar 1,65 millones de euros más en nuevos cargos directivos es algo más que un precio político para premiar a algunos correligionarios u ofrecer una serie de colocaciones privilegiadas a los socios de gobierno. Para gastar 1,65 millones más en los sueldos de los nuevos altos cargos sólo hay un camino, y es sacarlos de otro sitio. Es decir, si 1,65 millones del Presupuesto hay que destinarlos a esos nuevos cargos, eso significa que habrá que gastar 1,65 millones menos en ambulancias, por ejemplo. Por tanto asistimos a un recorte, en ambulancias o la cosa que sea, aunque en apariencia asistimos a un aumento del gasto.
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Gobernar ineficazmente y recortar es lo mismo, aunque se gaste más
Existe una percepción muy extendida entre la ciudadanía en virtud de la cual parece que gastar más dinero publico es gobernar bien y gastar menos dinero público es recortar derechos y gobernar mal. La verdad es que casi podría pensarse que en el mundo real las cosas funcionan justo al contrario. Si un grupo de empleados públicos podrían trabajar por 100 euros y, no obstante, el gobierno les paga 120, eso es gobernar mal. Esos 20 euros de más se convertirán en 20 euros de impuestos de más que los ciudadanos tendrán que pagar de más, y por tanto cobrar de menos, para que los empleados públicos cobren de más por la mala gestión de los gobernantes. Si hay un trabajo que podrían hacer entre 100 empleados públicos en 100 horas pero se hace entre 135 empleados en 150 horas, los contribuyentes están pagando salarios, empleos y horas de más. O hay una cifra en el presupuesto que hay que dedicar a pagar todos los puestos innecesarios cuando faltan empleados en otras áreas o no hay dinero para calefacción, para instrumental o para medicinas. Gobernar ineficazmente y recortar es lo mismo, aunque se gaste más, o mejor dicho precisamente por gastar más.
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Gestionar mal y gastar más de lo necesario es recortar derechos y servicios a los ciudadanos. Pensar otra cosa es tomar al peor gestor posible por el mejor, ya que el que menos cosas hace con más recursos es el peor gestor posible y no el mejor.
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Por el contrario, si un gobernante consigue mantener un servicio con menos presupuesto, racionalizando la plantilla, las compras, la estructura, el modo de trabajo y el conjunto de la gestión, es posible que aquí lo consideráramos un mal gestor, y que la ciudadanía mostrara su descontento porque disminuyera el gasto público, se redujera el presupuesto y bajaran los impuestos. Por el contrario, estaría ahorrando dinero y ampliando servicios. España es uno de los pocos países en donde mejorar la gestión pública podría estar hasta castigado por el elector.
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Que Chivite comience gastando 1,65 millones más en ampliar una estructura de gobierno que probablemente más bien habría que haber reducido es por tanto un recorte que se pagará en otra partida del presupuesto, Las primeras decisiones de un gobierno ponen de manifiesto cuál es su filosofía y su concepción de lo público. Cuando el PSN multiplica los cargos a dedo y los chollisueldos no sólo es por tanto que nos vaya a costar 1,65 millones más el parto del nuevo gobierno de progreso, sino una expresión de la alegría con la que gestiona el presupuesto y crea estructuras de gasto el nuevo gobierno. Un gobierno con esa filosofía nos costará mucho más que 1,65 millones de euros.
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Un comentario
Cada vez tenemos que trabajar más para pagar a todas estas cuadrillas de ineptos colocados a dedo directamente en el gobierno o en alguna de las miles de estructuras paralelas u organizaciones en teoría ajenas al poder pero subvencionadas con nuestros impuestos.